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Me parece fabuloso que las ideas ecologistas estén en boga este momento a nivel mundial. Ya era hora de que alguien se diera cuenta de la magnitud de la tragedia que estamos causando los seres humanos en el planeta tierra. No obstante, las ideas ecologistas, aunque correctas, se quedan cortas al señalar a los responsables de la situación en la que estamos.

La destrucción a la que sometemos el planeta tiene una causa, tiene un principio, una razón de ser. Y por más que queramos negarlo y buscar responsables en otro lado, somos nosotros, los seres humanos en su totalidad, los culpables de esta destrucción, así como de poner en riesgo el delicado equilibrio ecológico que mantiene la vida. Tratar de señalar a unos pocos como responsables de una actividad diaria que llevamos a cabo todos los seres humanos es una falta absoluta de visión y responsabilidad.

La razón es muy simple y válida: anteponemos nuestra propia vida y nuestro bienestar a todo lo demás. Además, nuestros impulsos básicos de sobrevivencia, regidos más por nuestro subconsciente que la razón, también tienen niveles de prioridad, logrados a través de miles (o cientos de miles) de años de genética transmitida de generación en generación: primero, yo; segundo, mi círculo familiar más cercano; tercero, mi círculo familiar en segundo grado; cuarto, mi comunidad; quinto, mi región; sexto, mi país; séptimo, el resto.

Sobrepoblación

Somos el número 1

Como cualquier ser vivo en este planeta, nuestras necesidades básicas son: comer, dormir, reproducirse y tener un refugio para pasar la noche. Y es un hecho que toda la vida en el planeta se mueve basándose en estas cuatro tareas. Las demás actividades son derivaciones directas o indirectas (o consecuencias directas o indirectas) de esas necesidades. Y los seres humanos nos hemos perfeccionado a tal punto en su manejo que hoy somos los líderes indiscutibles entre los seres vivos de este planeta, en cuanto a sobrevivencia se refiere. Y esto es lo que nos separa abismalmente de los demás seres:

1. Medicina

Entre todos los seres vivos del planeta tierra somos los únicos que tenemos la capacidad de curarnos a nosotros mismos. Además, hemos aprendido a utilizar las plantas y otros ingredientes para crear los remedios necesarios para cualquier tipo de enfermedades. Fuera de eso también tenemos la capacidad de arreglar yo sanar huesos y órganos internos. Ningún otro ser vivo en este planeta tiene esa pericia para sanarse a sí mismo. Esto nos da una ventaja en el plano evolutivo inalcanzable.

2. Acceso a la comida

Nuestra ventaja principal es que somos omnívoros. Comemos de todo. Y además somos los únicos que tenemos la posibilidad, capacidad e inteligencia para cultivar nuestro alimento, criar ganado, aves o peces.  Los demás seres del planeta están obligados a buscar su alimento diariamente. Nosotros ya no necesitamos hacerlo, pero sí requerimos de territorios especialmente adaptados para cultivar o criar nuestro alimento.

3. Techo

Mientras la mayoría de los seres en el planeta buscan refugio en un hueco en la tierra o debajo de las hojas de un árbol, nosotros construimos nuestro propio hogar, con acceso inmediato a necesidades básicas para sobrevivir como son el agua y el calor de un ambiente seco. Además, nuestras viviendas están protegidas de depredadores normales. Y los únicos depredadores a los que hemos de temer somos nosotros mismos.

4. Reproducción

A pesar de que una pareja de seres humanos no deja una prole cuantiosa durante el transcurso de su vida, gracias a los puntos 1, 2 y 3 la posibilidad de sobrevivencia de esta prole es 100% superior a la de cualquier otro ser vivo.  Además, el promedio de vida de los humanos ha aumentado en más de un 100% si lo comparamos con nuestros ancestros de hace 10000 años. Lo anterior también gracias a la capacidad del ser humano de asegurar techo, comida y salud.

Y precisamente en eso consiste el mayor problema de los seres humanos y la causa directa de la destrucción, calentamiento global y demás plagas que citan los ecologistas y cualquier ser humano preocupado por su futuro y el de su prole: al ser líderes indiscutibles, burlamos el equilibrio natural del control de la población en el planeta, convirtiéndonos en una plaga, un virus sobre el que la naturaleza, en este momento, no tiene control. Y nuestro egoísmo innato es el principal responsable.

Las consecuencias

Es claro que en este momento los seres humanos somos la especie más numerosa en el planeta en cuanto a mamíferos se refiere. Estamos literalmente en todo el mundo y, gracias a la tecnología, somos capaces de sobrevivir en cualquier clima o adversidad que nos presente la naturaleza. Nuestra sobrevivencia está asegurada. Podemos relajarnos y descansar, o divertirnos hasta cansarnos, sin preocuparnos por el futuro.

No obstante, esto no es gratis. Para sobrevivir como estamos acostumbrados necesitamos territorio, necesitamos materia prima, necesitamos agua, necesitamos recursos. Y gracias a la medicina, el acceso al alimento y la seguridad de un techo, nuestra procreación se ha convertido en exponencial, con un resultado catastrófico: superpoblación. Y hoy esta superpoblación está fuera de control.

El problema es que somos demasiados y cada vez requerimos más y más recursos. El calentamiento global es consecuencia del abuso de los seres humanos de los recursos que provee el planeta. El excesivo uso de hidrocarburos también es consecuencia del crecimiento exponencial de los seres humanos en el planeta. La desaparición de miles de especies, tanto vegetales como animales, es consecuencia de la necesidad de expansión territorial del ser humano al aumentar drásticamente su población.

Al ser cada vez más, requerimos de mayor cantidad de recursos para nuestra sobrevivencia. Tratar de sembrar más árboles, buscar otro tipo de energía diferente a los hidrocarburos, cambiar el alimento de carnívoro a vegetariano no solucionará de ninguna forma el problema al que nos enfrentamos en este momento: crecimiento exponencial de la población humana y aumento exponencial de sus necesidades básicas. A saber: techo, comida y salud.

¿Qué podemos hacer?

Aunque la respuesta es obvia su implementación es increíblemente difícil: control de la población. Específicamente, control de reproducción. Muy pronto seremos 9000 millones de seres humanos en este planeta. En el periodo promedio de tiempo que transcurre entre el nacimiento de una persona y su muerte, nacen entre 2 y 3 generaciones de personas más. Y para cada generación aplica la misma fórmula. Tan solo imaginen el resto.

Somos demasiados y debemos encontrar la fórmula para detener el aumento de la población e ir disminuyendo hasta parámetros aceptables para el sostenimiento tanto del planeta, como de nosotros mismos. Es obvio que esta disminución de la población debe darse por procesos naturales. De ninguna forma forzados. Esto se puede lograr en un período entre 100 y 200 años, siempre y cuando la población del planeta participe en el proceso. Y esto es lo más difícil.

Desafortunadamente el control de la reproducción, teniendo en cuenta la situación actual del mundo y lo que nos espera en el futuro si seguimos así, debe ser implementado como ley a nivel mundial. Por lo menos hasta descender a una cifra aceptable de población a nivel mundial.

Todos tenemos derecho a dejar descendencia. Todos tenemos derecho a tener hijos. Pero igualmente tenemos la obligación de proveer a esos hijos la seguridad de un futuro. La seguridad de un techo, comida, educación y salud. Si no tenemos la capacidad de hacerlo ni siquiera debemos plantearnos la idea si tener esos hijos o no.

Los políticos hoy en día deben plantear leyes, para fomentar la educación entre los jóvenes e inclusive adultos, encaminadas a enseñar la importancia de la planeación y las consecuencias (personales y a nivel mundial) si no se hace. Son soluciones a largo plazo y por eso deben ser implementadas de inmediato. Crear conciencia en las masas es lo más importante. Pero para ello los mismos políticos han de comprender que su futuro y el futuro de su prole está en riesgo directo por la sobrepoblación a nivel mundial. Es muy probable que en 20 o 50 años los hijos de los políticos, o los mismos políticos que en este momento pueden leer este artículo, tengan dificultades de acceso a comida a bebida o a techo por el exceso de población.

Greta Thunberg tiene razón en su discurso al afirmar que su generación no tiene futuro. También tiene razón al señalar a los políticos como responsables del precario futuro de las generaciones que nos siguen. Se equivoca en la razón principal: somos demasiados y cada día somos más y necesitamos más y más y más para sobrevivir. Y también se equivoca al buscar quién puede solucionar esta situación. Por más triste que suene, en los hombros de Greta y su generación a nivel mundial recae la enorme responsabilidad de controlar la procreación de los seres humanos en el planeta y así aportar al control del consumismo insaciable que está destruyendo el planeta desde hace 100 años. Solo así se podrá controlar la destrucción del medioambiente y evitar las gravísimas consecuencias que consigo trae.

Pero para lograrlo, hay que vencer el egoísmo innato del ser humano.

 

Octubre 22 de 2019

 


P.S. Para los que aún creen que la sobrepoblación no es la causa directa de la crítica situación ecológica que vivimos en el plantea, comparto este gráfico titulado “CRECIMIENTO DE LA POBLACIÓN MUNDIAL A LO LARGO DE LA HISTORIA”. Esta foto en particular fue tomada de la novela “Inferno” de Dan Brown (la obra toca este tema). Igualmente lo pueden ver en Wikipedia: https://es.wikipedia.org/wiki/Poblaci%C3%B3n_mundial

Gráfico de Población Mundial a través de la Historia 

Si esto no les preocupa, nada lo hará.

 

 

2019OPINIÓN

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