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Nada. Esa es la respuesta. Absolutamente nada puede ofrecer el gobierno nacional a los campesinos colombianos. No hay forma de cambiar los hados, cuyas semillas se sembraron durante el gobierno de Cesar Gaviria con la "La apertura económica"; fueron holladas y regadas durante los gobiernos de Samper (al cierre de su gobierno, Colombia presentaba más del 50% de su población bajo la línea de pobreza y más del 25% bajo la línea de indigencia (1))  y Pastrana; abonadas y cuidadas durante los ocho años del gobierno de Uribe, donde se alcanzaron a recoger los primeros frutos: El TLC con Estados Unidos (2).

El gobierno de Santos simplemente siguió los dictados de los contratos y arreglos anteriores y nada puede hacer para cambiarlos. Para recuperar el agro en Colombia, hay que pasar por encima de muchos acuerdos y arreglos realizados tanto a la vista del público, como por debajo de la mesa. Deudas y compromisos adquiridos en todos los niveles en los que puede comprometerse una nación en 22 años de política neoliberal: con otras naciones, con partidos políticos, terratenientes, bancos, multinacionales, accionistas, negociantes, etc.

Revisemos brevemente los puntos principales de lo que piden los campesinos (3) (4):

  1. Renegociar los Tratados de Libre Comercio (TLC).
  2. Reducción de precios de combustibles e insumos.
  3. Una solución a los créditos con el Banco Agrario.
  4. No importar productos agrícolas producidos en el territorio nacional.
  5. Eliminar las semillas transgénicas. 

Renegociar los Tratados de Libre Comercio (TLC)

Imposible. De entrada la petición principal de los campesinos no tiene una solución, ya que estamos hablando de contratos de índole internacional, cuya renegociación (en caso de que el gobierno acceda a siquiera considerar esta opción) podría llevar años; tiempo suficiente para quebrar definitivamente a los campesinos que hoy están protestando.

Los intereses y las sumas de dinero que hay detrás de estos acuerdos son astronómicas y ningún político y/o economista neoliberal accederá a responsabilizarse de semejantes cambios.

No he leído los TLC, pero estoy más que seguro que las cláusulas que hablan de las multas deben ser innombrables y no hay forma de librarse de los compromisos sin cancelar montos que la nación no estaría en capacidad de manejar.

No hay nada real que ofrecer a los campesinos colombianos para que puedan competir con los productos de mejor calidad y precio más bajo que llegan de Estados Unidos, Europa y Asia.

Anular esos contratos y dar prioridad a la nación por encima del producto internacional, sería la solución, pero no tenemos un político que tenga los pantalones para realizarlo.

Reducir los precios de combustibles e insumos

El sueño de los colombianos, no solo de los campesinos, sino de todos los que vivimos en este bello país. Hay un artículo excelente de Juan Gossaín, publicado en El Tiempo (5), que recomiendo releer, ya que desde hace algunos años el abuso en los precios del combustible en Colombia es absurdo, pero nadie hace nada al respecto.

Nos llenan de promesas trimestrales de que el precio del combustible bajará gradualmente. Sin embargo, nada pasa ni pasará. ¿Por qué? Pues la respuesta parte de una sencilla pregunta ¿quiénes son los beneficiados de los altos precios del combustible en Colombia?,  y está implícita en este diciente informe del Senador Luis Fernando Velasco (6).

Este punto sí es posible negociar para el gobierno, al menos es factible realizar promesas creíbles al respecto. El problema es que esas promesas los diferentes gobiernos nos las vienen haciendo desde hace más de veinte años, por lo que dudo que los campesinos se contenten con algo diferente a los hechos reales, leyes dicientes y restricciones a los intermediarios.

Es decir, volvemos a la necesidad de revisar las leyes y normas que rigen la economía nacional, lo que implicaría pasar por tratados y acuerdos, claros y oscuros, y cambiar por entero la política nacional.

Pero no hay quién tenga los pantalones para hacerlo.

Solucionar los préstamos con el Banco Agrario

Esto sí que es un imposible. Partamos de una sola premisa: El Banco Agrario es un banco y por lo tanto trabaja para obtener una utilidad. El banco JAMÁS trabajará a pérdida y lo máximo que puede ofrecer, después de una dura negociación y “obligados” por presiones políticas, es RENEGOCIAR los préstamos y créditos. Nunca perdonarlos.

Renegociar, quiere decir que es el campesino el que tiene que ceder, ofreciendo algo a cambio al banco, para que este se digne en revisar el préstamo y ampliarlo de cinco a diez años. Y el campesino (así como nosotros cuando pedimos préstamos y después necesitamos renegociar la deuda), termina pagando hasta el triple de lo que el banco le prestó.

Es la normatividad proteccionista del estado hacia los bancos (nacionales e internacionales) la que tiene “del cuello” a todos los colombianos: profesionales, campesinos, obreros y políticos por igual.

De nuevo, para que se pueda realizar un cambio real, se necesita una persona que tenga la capacidad y el coraje de meterse en esa olla podrida para cambiar las reglas del juego y sanear la economía nacional. Pero de nuevo, no hay quién tenga los pantalones para hacerlo.

No importar productos agrícolas producidos en el territorio nacional

Este punto es imposible, ya que viene ligado directamente a contratos firmados y vigentes a nivel internacional. Renegociarlos llevaría tiempo y pérdidas para la nación, costos que el gobierno simplemente no podría acarrear. Y los inversionistas colombianos que firmaron estos contratos, de ninguna forma permitirán que eso pase.

La explicación es la misma que en el punto uno de este artículo, básicamente.

Como un ejemplo, durante “La apertura económica” del gobierno Gaviria “…en Colombia, la decisión de adoptar este modelo se produjo luego que una política proteccionista dominó el intercambio comercial con otros países durante varias décadas. […] Frente a esta situación, la administración del presidente Colombiano Cesar Gaviria adoptó la Política de Apertura. […] Como resultado, muchas industrias no lograron sobrevivir a la competencia, y sectores enteros de producción desaparecieron. Para los consumidores, o al menos aquellos cuyo poder de compra no fue afectado por la desaparición de ciertas industrias, la apertura significó mayor variedad de productos a precios más bajos y de mayor calidad. Una década después de la apertura económica es claro que la lógica del modelo nunca fue aplicada en su totalidad...”(7)

En 1992 yo tenía 17 años, pero recuerdo muy bien las promesas de ayuda a los productores de arroz, café y azúcar; los primeros afectados por la apertura… Esas promesas nunca se cumplieron, traduciéndose en la desaparición de compañías y puestos de trabajo para miles de colombianos.

Para comparar: en 1992, la producción total de sacos de café fue de 16’094.000, mientras que veinte años después, en el 2012, después de todas las promesas y ayudas, la producción fue de 7’744.000(8).

La disminución de producción de café, producto insignia de Colombia, orgullo de los colombianos e imagen positiva a nivel internacional fue de 51,88% en veinte años. Cifra astronómica que se traduce en cuantiosas pérdidas tanto para los cafeteros, como para la nación.

Eliminar las semillas transgénicas

Este punto de nuevo es un imposible para cumplir u ofrecer algo por parte del gobierno nacional a los campesinos. De nuevo, los contratos y compromisos de “cuello blanco” los tienen amarrados y el miedo a incumplirlos es más grande que el sentido común. De nuevo requerimos de alguien que no tenga miedo de hacer frente a la mafia (9) internacional que impulsa este producto por todo el mundo.

Hay diversos artículos sobre el tema, que ilustran no solo los daños y perjuicios que generan estos productos para la tierra, el ser humano y la cadena alimenticia en general; sino también su gran responsabilidad en la contaminación y cambio climático que afecta la tierra. Al parecer, cuando los negociadores colombianos revisaban estos puntos de los TLCs, no sabían lo que eran esos productos, cómo afectaban la tierra y mucho menos se dieron cuenta del compromiso al que obligaban a los campesinos colombianos de utilizar únicamente esas semillas, sin derecho a conservar una parte para sembrar en la siguiente cosecha, ya que eso es “ilegal”.

El sentido común me dicta que el derecho al alimento / comida, está directamente ligado a la tradición de miles de años de guardar una parte de la cosecha para reutilizarla en la temporada siguiente. Sin embargo, este derecho está anulado en los tratados de libre comercio, obligando al campesino no sólo a deshacerse de las semillas tradicionales, sino A COMPRAR en cada temporada nuevas semillas… SIN PALABRAS…

A modo de conclusión

El problema del paro agrario en Colombia es mucho más grave de lo que aparenta. Aunque el presidente Santos quiere minimizarlo y los políticos y lagartos de turno quieren utilizar la situación como trampolín en la política nacional en vista de las próximas elecciones, les quiero decir que esto es mucho más serio de lo que aparenta.

Detrás de este paro, hay otros problemas causados por la política neoliberal de los últimos cinco gobiernos en Colombia, que tarde o temprano también reventarán. El país requiere de un cambio TOTAL de la política interior. Hay que olvidarse un poco del mundo, ya que Colombia, siendo uno de los países con más recursos naturales del mundo, está en absoluta capacidad de mantenerse sin requerir de terceros.

Hay que revisar toda la política, haciendo énfasis en todas las ramas de la economía y devolverle la importancia al campesino, como antes la tenía.

La historia ha demostrado en múltiples ocasiones y ámbitos que el peor error es olvidarse de ella… Y si recordamos la historia, recordaremos que los países y estados se han caído cuando se han olvidado de aquellos que los mantienen y pusieron ahí.

Dios quiera que Colombia no repita su propia historia.

Agosto 25 de 2013

 

Notas

(1) Pobreza y desigualdad en Colombia. Diagnóstico y estrategias. Hugo López Castaño. Jairo Núñez Méndez. Consulta realizada el 25/08/2013.

(2) Ganadores y perdedores del TLC. BBCMundo.com. Consulta realizada el 25/08/2013.

(3) Campesinos colombianos en paro exigen eliminar tratados de libre comercio. Quimera Noticias. Consulta realizada el 25/08/2013.

(4) Campesinos, cafeteros, lecheros y paperos, ¿qué piden?, ¿por qué protestan? Bluradio.com. Consulta realizada el 25/08/2013.

(5) Colombia: gasolina a precio de ricos, pero con salario de pobres. Juan Gossaín. ElTiempo.com. Consulta realizada el 15/08/2013.

(6) Debate a los precios de los combustibles en Colombia. Fendipetroleo.com. Consulta realizada el 25/08/2013.

(7) Apertura económica. Biblioteca Virtual Luís Ángel Arango. Consulta realizada el 25/08/2013.

(8) Volumen - mensual desde 1956. Fuente: Federación Nacional de Cafeteros. Consulta realizada el 25/08/2013.

(9) De acuerdo a la definición de la Real Academia Española: “Mafia: Grupo organizado que trata de defender sus intereses.”. Consulta realizada el 25/08/2013 en www.rae.es.

 

 

2013OPINIÓN

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