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Él sabía que no podía competir con el acaudalado personaje que pretendía la misma mujer que él, sabía que sería difícil la contienda por el amor de su vida, pero aun así siguió insistiendo para conseguir la persona que él amaba, desde que tenía uso de razón, para que un día caminarán de la mano en un sueño eterno de amor.

Ella que era pretendida por los dos hombres se sentía halagada por ambas partes, pero no podía decidir, uno de ellos era elegante y sofisticado, mientras que el otro era ternura que invadía todo a su paso.

Un buen día pensó en probar a cada uno de ellos, con un signo de amor, así que pidió que cada uno, deposita lo más hermoso que podía ofrecerle en una caja, nuestro hombre consiguió una caja bien grande, en ella depositó sus más preciados deseos, el amor, la compasión, el compañerismo, la ilusión de llegar a viejos juntos, algunos peluches de animales, flores recién arrancadas de patios ajenos, ilusiones por doquier, y término de llenarla con esperanzas de amor y de respeto.

Claro del lado contrario, el competidor, lleno una caja increíblemente inmensa con regalos preciosos, autos de lujo, yates, cenas en restaurantes parisinos, ropa elegante y paseos por campos elíseos, con gran rapidez, lleno la caja y se la llevó a la mujer que él también amaba.

Ella tuvo que decidir y lamentablemente para nuestro cuento ella se quedó con el que más cosas materiales y artículos de lujos le ofrecía, a veces el amor no se basa en sentimientos sino más bien en sustantivos concretos.

Nuestro hombre desolado partió a su casa y decidió poner en silencio sus pensamientos y acallar su mente por un tiempo.

Nuestra dama que pensó a primeras luces que había hecho la mejor elección, empezó a viajar por el mundo, llevando ropa elegante y sintiéndose bien consigo misma. la relación de cariño y respeto duró muy poco, casi al mes descubrió por casualidad que él hablaba con otra mujer, a los dos meses que hablaba con varias mujeres. desconsolada pidió una explicación y el lleno de orgullo y vanidades, le respondió con silencios y risas.

Ella pensó - cómo podía cambiar una persona tanto su forma de ser, claro las mujeres no piensan como los hombres y sí quizás por eso pretenden que ellos actúen en semejanza.

Llegando a los seis meses de aventuras y de momentos de amor paupérrimos. llegó a su casa y descubrió que él estaba con otra mujer y sin darle mucha explicación frente a sus gritos y llantos, se fue con ella dejándola sola y deshaciendo así la pareja.

Nuestra dama se sintió desolada y confundida con ella misma, cómo había podido elegir a alguien que a todas luces tenía esas intenciones, como no se había podido dar cuenta que el siempre había sido así, la respuesta quizás está en que la mujer se ciega frente al amor y mira las cosas de mil maravillas cuando la realidad es muy distinta.

Mientras lloraba se dio cuenta, que todavía tenía esperanzas de arrepentirse y pedirle disculpas a nuestro amigo que seguramente seguiría en la misma casa donde ella había compartido miles de tardes.

Se levantó con una nueva voluntad y después de dejar la arrogante casa, salió con destino al encuentro de su ahora SÍ amado.

Inmediatamente al llegar se dio cuenta que la casa estaba muy deteriorada, que hacía unos meses que nadie cortaba el pasto y se veía que la puerta no había sido abierta, al principio pensó lo peor, pero mientras ingresaba, quizás se había ido y no vuelvo nunca más.

Ingresó por la puerta trasera, la casa estaba vacía sin muebles, se tranquilizó despejando sus dudas. recorrió sus lugares, la cocina donde él había hecho todo el esmero por hacer las comidas más deliciosas muchas veces abusando de las cantidades, sonrió recordando.

Ya nada debía ser allí, era un lugar lleno de recuerdos y muchos la hacen herir el alma, pensaba de cómo se debió haber sentido, ya que a nadie le gusta sentirse desplazado y mucho menos ser el plan b de nadie. Que ella con su decisión había hecho que la vida de un hombre bueno y cariñoso sería miserable.

Antes de irse divisó hacia el centro de la casa justo en el medio de la sala un papel que yacía en el piso, era de color amarillo y estaba clavado al piso como una especie de recuerdo.

Ella lo levantó y al empezar a leer, comenzó a llorar amargamente como nunca antes lo había hecho, quedándose allí por mucho tiempo, allí termina nuestra historia. Nunca sabremos qué decía o quizás interpretaremos que debía ser palabras escritas desde el corazón. palabras entendibles solo para aquellos que saben leer con el lenguaje del amor.

Andres Lacrosse.

 

 

 

2016CUENTO

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