La fragancia tan exquisita que nos deja una tarta en la cocina.
La satisfacción que nos produce desconectar, mientras hacemos una tarta con nuestra persona favorita.
Dejar que nuestros sentidos sumergidos en la satisfacción de crear un dulce perfecto para compartir.
Sentirse feliz cuando la degustamos con esa persona favorita, mientras nos contamos historias del pasado, recordando como ha pasado el tiempo y de como hicimos nuestra primera tarta de fresas.
Recordar que el primer día que hice esa tarta con mi abuela fue mágico.