La pesadilla sigue tomando cuerpo y forma, el país se ha convertido en un laboratorio siniestro de practica comunista, la locura, el hambre, la desesperación es la nueva cara de expresión de todos los venezolanos, cuando salen a la calle a comprar productos de primera necesidad. Cada aumento de salario gubernamental viene acompañado de preocupación por otro aumento exorbitante de la cesta básica, y la hiperinflacion cabalga en galaxias lejanas años luz de este planeta. Parece que no hay chaqueta de fuerza, ni medicamento que acabe esta locura. Sin embargo no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista.
El fracaso Políticos de J. A.
#6May/2019 | Jorge. Arreaza: "el sufrimiento de un pueblo no puede ser la clave para un cambio de gobierno"
El fin justifica los medios? La bazofia como plato de primera en el menú gubernamental.
Hasta dónde puede llegar la insensibilidad, el cinismo de un funcionario público que representa la diplomacia de un país ante el mundo entero y anteponen sus ideologías políticas de corte comunista que envenenan al país. Niegan una realidad existente del grado pobreza que es sometido el pueblo venezolano, niegan la crisis social, se hacen los ciegos y sordos, ven la muerte como algo cotidiano, hospitales llenos de decidía derrumbándose bloque a bloque, la inexistencia de lugares apropiado o salas de parto son parte del problema, mujeres y adolescentes que paren en los pisos o donde se puedan acomodar, para dar a luz sus pobre criaturas, que en cuestión de tiempo mueren por infección, por la falta de asistencia médica, la falta de medicina, las aguas negras residuales se desbordan en los pisos de estos hospitales y son una de las causas de esta mortalidad infantil.
El pueblo sufre por el desabastecimiento de alimentos a lo largo y ancho de cada rincón del país, la comida es manejada por un grupo reducido de personas, que la venden a precios inalcanzables, para un ciudadano común que gane un salario mínimo. Que es tan solo de 12$ mensuales, haciendo milagros y estirando lo más que pueden lo poco que ganan. Tan solo un kilo de queso cuesta la mitad de un salario mínimo, un kilo de harina de maíz pre-cosida cuesta 2$ o 12mil bs. La lista es inalcanzable.
Policías y agentes de seguridad cooperan abiertamente con la delincuencia común, lo más horrible es que el estado colabora abiertamente con bandas locales y las arma, supuestamente para mantener el control público ante cualquier protesta, a estos grupos se les denomina como “Los colectivos venezolanos, son las bandas de civiles armadas que atacan a los manifestantes y defienden a Maduro”.
Los servicios públicos colapsaron, la red eléctrica falla constantemente, el agua brilla por su ausencia, la telefonía local no funciona. El caos y la anarquía son las reinantes en este país.
Entonces la clave para un cambio de gobierno, que mata al pueblo abiertamente ante la mirada de una comunidad internacional, no es suficiente razón para ello. Los venezolanos tenemos que seguir sufriendo y llegar a precariedad absoluta, callando y observando cómo nos convertimos en una segunda cuba, el patio trasero de cuba, la intervención de todos los aspectos políticos del país por parte de cuba?
Bueno tenemos una venda en los ojos, ante el fusilamiento eminente, estamos de espalda al paredón, rezando, deseando que la pesadilla termine lo más rápido posible y la espera es interminable.
Y sigo pensando donde fallamos y la respuesta a mis interrogantes del fracaso del país hace siglos fueron discutidas por grandes filósofos como Sócrates y sus discípulos. He aquí el punto de discusión.
(El que obra injustamente es más digno de compasión que la víctima de su injusticia, es mejor sufrir injusticia que cometerla.?)
Tanto la actividad política como militar tienen en la efectividad su principal criterio para determinar su éxito o fracaso, y su independencia de criterios morales ha sido objeto de atención por los filósofos desde Sócrates ("¿qué es preferible, cometer una injusticia o sufrirla?" -Gorgias-
Diálogo con Polo (461b - 481b)
Para Sócrates el tener un gran poder no es hacer lo que a uno le parece. El poder resulta un bien si uno hace con el algo provechoso, es decir si uno obra justamente, pero resulta ser un mal si se obra injustamente.
Polo para argumentar que el cometer injusticia no es obstáculo para la felicidad. Sócrates se propone mostrar que Polo, que sostiene que es peor sufrir injusticia que cometerla, y cualquier otra persona están en realidad de acuerdo con él. Polo le reconoce a Sócrates que cometer injusticia es más feo que sufrirla, pero niega que sea peor. El discípulo de Gorgias acepta cuando el filósofo define lo bello en términos de bondad (identificado con la utilidad) y el placer que produce a quienes lo contemplan, mientras que una cosa es fea cuando es dolorosa o mala (más perjudicial). Si cometer injusticia es más feo o vergonzoso que sufrirla es porque es más doloroso o peor (más perjudicial). No es más doloroso, según reconocen ambos, será entonces lo que más daño provoque, es decir lo más perjudicial.
¿Fue refutado Polo? (474c y sigs)
En un artículo del American Journal Philology,1961, Vlastos negó que cuando Polo le concede a Sócrates que cometer injusticia es más feo (αἴσχιον) que sufrirla, perdió la defensa de su tesis. Lo central de su argumentación es que lo bello (καλόν), ha sido definido como lo útil o lo que da placer a quien lo contempla y lo feo (αἰσχρόν) es lo perjudicial, o lo que produce dolor. Pero, entonces, Sócrates sostiene que como los agraviados padecen dolor y los que ofenden no lo sufren, entonces, dado que se ha acordado en que cometer injusticia es lo más feo, debe ser lo más malo (κακιόν). Según Vlastos lo que debería haber preguntado no es qué es lo más doloroso para los implicados sino para los que observan los dos hechos. Y la respuesta a esto es indeterminada. Guthrie sostiene que esto sería dividir la acción y la pasión de los protagonistas en el hecho, ya que uno actúa y el otro sufre, mientras que para el observador no hay dos hechos sino un único acto de injusticia. De modo que no tiene sentido preguntar cuál de los dos hechos de una injusticia es más doloroso contemplar.
Diálogo con Calicles
Calicles recomienda a Sócrates que deje de filosofar y se dedique a una actividad seria, como los negocios públicos. Sócrates le plantea el problema de la diferencia entre el bien y el placer, o el mal y el dolor. Tras ardua discusión, Calicles se declara cansado y abandona, por lo que Sócrates termina monologando.
La vida debe orientarse hacia el bien. Por ello, la intervención en la vida pública debe servir para mejorar a los ciudadanos, cosa que no ha hecho ningún político griego, ni aun los afamados Temístocles y Pericles. Él se considera a sí mismo el único político auténtico, en el sentido mencionado.
Concluye con una premonición sobre su propio final: la posibilidad de ser acusado injustamente ante un tribunal, reafirmándose en su voluntad de buscar el mayor bien para los ciudadanos, y no su placer, aunque ello le perjudique. Se declara asimismo creyente en el mito de la justicia de las almas después de la muerte, confiando en su trayectoria vital regida por la verdad y la justicia.
R.A.R