Mi nombre es Ángel, Blanco. Bueno aquí estoy rodeado de la gente que amo, mama, papa, mis hermanos, gente que estimo familiares amigos y otros que por curiosidad se asoma a la habitación del hospital. Sufro de una condición llamada, La hemofilia es una enfermedad conocida como “sangre azul” (pues a lo largo de la historia ha afectado a personajes de la familia real), pero en mi caso soy más criollo que el papelón del campo, la caña de azúcar y el ponsigue sabanero; pero cabe la posibilidad genéticamente de que yo provenga de familias europeas por mi aspecto.
Soy de tés blanca, alto de 1.80 mts, ojos azules y destellos algo verde, de cabello castaño claro. Mi cuerpo es un diagrama metódicamente dibujado por venas visibles a simple vista, soy como un lienzo blanco dibujado en la mano de Leonardo Da Vinci. Líneas largar, curvilíneas azules y verdosas. Lo cierto es que es una enfermedad que afecta a la coagulación de la sangre. Los médicos dicen que es un trastorno hemorrágico en el cual el sistema inmunitario destruye las plaquetas, que son necesarias para la coagulación normal de la sangre.
Lo que me convierte en un vampiro real híper-plasmático y no de fantasía, el plasma humano es lo que me mantiene con vida. Lo que evita que me desangre por aquello de la coagulación, a diferencia de los vampiros que beben sangre para sobrevivir a mí me la inyectan plasma periódicamente.
Aunque no soy médico gracias al internet e investigado sobre mi caso y hay cientos de páginas que la definen así textualmente.
Teoría y explicación de los hemofílicos.
La hemofilia, del griego αιματος (haimatos) ‘sangre’ y φι ́λος (fílos) ‘amor’, «amor por la sangre», suele revelarse en la infancia con hemorragias en la piel, en los músculos, en las articulaciones y en las vísceras, por lo que el enfermo debe evitar cualquier actividad que le pueda ocasionar una herida. La coagulación es lenta o nula porque la persona tiene un desorden debido a la carencia de un factor coagulante. Los factores coagulantes son proteínas de la sangre numeradas del i al xiii que deben trabajar en conjunto y si no lo hacen ocurre la hemofilia.
Existen dos tipos de hemofilia: a y b. La a, también conocida como hemofilia clásica, es causada por un defecto o falta del factor coagulante viii. La b, a veces conocida como la enfermedad de Christmas —nombrada tras la primera persona que se supo tenía este desorden—, es causada por una falla del factor coagulante iv.
Los hijos varones de un hombre hemofílico no tendrán hemofilia porque el hombre transmitió una y que no lleva el gene hemofílico, pero todas sus hijas serán «portadoras obligatorias» porque a todas dio su x enferma. Si se da el caso de que un hombre con hemofilia engendre a un niño junto con una portadora, el bebé puede tener hemofilia, aunque sea una niña, esto es sumamente raro y generalmente la hija nacerá muerta.
Algunos niños nacen con hemofilia sin tener historia familiar del desorden, ya que pueden ocurrir mutaciones genéticas. Los médicos creen que 30% de los niños nacidos con hemofilia no tienen un historial familiar hemofílico; el desorden ocurre espontáneamente, sin embargo, ellos sí pasarán el gene de hemofilia a sus descendientes.
Que la hemofilia haya estado presente en alguna familia de reyes no es algo extraño; «porque la sangre azul es tan susceptible a la genética como la roja». Y que varias casas reales europeas hayan sido afectadas por la enfermedad —que la harían parecer más común de lo que es—, se explica por las políticas matrimoniales de muchas casas europeas que terminaron por emparentarlas a todas. El mejor ejemplo de esto es la muy poderosa Casa de Habsburgo, que obtuvo gran poder y territorios precisamente mediante matrimonios. Además de la epilepsia y el prognatismo —defecto genético que provoca el crecimiento exagerado del maxilar inferior—, la hemofilia estuvo presente entre los Habsburgo y se agravó por los matrimonios consanguíneos frecuentes —que por lo menos en España, fueron la causa de la extinción de la dinastía— y seguramente hubo varios casos extremos: niñas hemofílicas muertas al nacer.
El caso más famoso de hemofilia real es el de la reina Victoria de Gran Bretaña (1819-1901), quien era portadora y engendró nueve hijos de su primo hermano Albert von Saxe-Coburg-Gotha, a los cuales colocó hábilmente en los diferentes tronos europeos de la época. De los nueve, un varón era hemofílico, Leopold George, y dos mujeres portadoras, Alice Maud Mary y Beatrice Mary Victoria. Leopold George Duque de Albany murió a los 31 años y pasó la hemofilia a un nieto suyo.
El doctor Eustaquio Preciat y Cajal es presidente de la Asociación Nacional de Hemofilia de Albania. Nació en Madrid, pero vive en Tirana desde finales de la II Guerra Mundial. Es, además, un gran estudioso de las dinastías europeas y afirma que la futura reina de España «es una vil trepadora». Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
Hasta aquí la explicación de mi investigación gracias a la web/ y la internet que tiene bastante información sobre el tema y su cuidado.
Mi vida como vampiro plasmático de Sangre Azul, pegado a una maquina no ha sido fácil y la he afrontado con valor, apoyo de mi familia y mucha fortaleza. Desde que tengo uso de razón, mi vida ha sido constantemente supervisada por mis padres, siempre pendiente, de que no brinque mucho! ¡Cuidado te caes y te rompes las rodillas! o te rasguñas y sangras!
Al principio no entendía el por qué, pero al pasar el tiempo me di cuenta que era diferente a los demás y no podía andar al mismo son que ellos, entre brinco, carreras, y haciendo actividades físicas que se necesita de un esfuerzo físico rudo, etc.
Un día de esos, donde el sol castigaba mi cabeza con mucho frenesí, anduve yo escudriñando el patio de la casa buscando diversión imaginaria; la vecina que tiene un árbol de mamón de eso que sus frutos son de concha verde, dulcitos y que al morderlo les brota el dulce néctar a chorritos, y la pulpa se desprende de la pepa con facilidad, me antoje de unos gajitos que estaban del otro lado de la tela metálica que divide ambos patios, me encarame como pude en la tela y trate de agarrarlos, y allí en un instante de segundo la tela metálica se rompió y caí al piso de tierra, sufriendo algunos rasguños y hematomas mi abuela que estaba llevándole comida a las guacamayas. Se percató de la situación gritando ¡se cayó Ángel! el muchacho! Corran, nojoda! Se les desangra y no saben naa! Apúrenle; Ese fue el momento más alarmante en el círculo familiar; todos los que estaban dentro de la casa salieron a socorrerme por mi delicada condición, tratando de parar la leve hemorragia exitosamente.
Quizás muchos han leído la biblia en el génesis de que Caín mato a su hermano Abel por envidia creyendo que Abel era más agradable a los ojos de dios. De allí se desprende otras teorías de la marca de cain y la maldición que dios le confirió por tal atrocidad.
Caín el primer Vampiro y su marca sempiterna imborrable.
El primero entre los vampiros, condenado y maldito directamente por la mano de Dios, según cuenta la leyenda. Desterrado por su padre Adán a las tierras de Nod, para expiar la muerte de su hermano Abel, quedo sólo hambriento y sin ningún consuelo; fue entonces que recibió el acogimiento de Lilith, la primera esposa de Adán, quién le enseñó la magia de la sangre, para moverse como el rayo (Celeridad), tomar prestada la fuerza de la tierra (Potencia) ser como la roca (Fortaleza), ocultarse de los cazadores (Ofuscación), exigir obediencia (Dominación) así como respeto y admiración (Presencia), hablar con los animales (Animalismo), ver más allá de la vista (Auspex) y adaptarse a la naturaleza cambiante de las cosas (Protean).
Es posible que la mayoría de los hemofílicos tengamos la maldición de Caín? Quizás sí, quizás no, que dicen ustedes?
Bueno yo no poseo ningún poder de esos descritos en los relatos de Caín, lo que si se, es que necesito de sangre humana para poder seguir viviendo, hasta que este cajón de huesos y Sangre Azul se desgaste y perezca como todos los demás.
Los médicos decían que era posible que viviera solo unos cinco o diez años; ya han pasado 21 años y aquí estoy rodeado de la gente que amo, mama, papá, mis hermanos, gente que estimo familiares amigos y otros que por curiosidad se asoma a la habitación del hospital entubado a esta máquina recibiendo mi dosis de plasma habitual.