Es asombroso el contraste de la credibilidad del Presidente de Colombia Juan Manuel Santos dentro y fuera del país. Mientras Santos recibe honores y premios en el extranjero, honores y premios que recibe de extranjeros; en el país solo recoge críticas y burlas, críticas y burlas que recoge de su pueblo.
Sinceramente a mí me produce una extraña tristeza ver el esfuerzo que hace el Presidente Santos en sus alocuciones de las siete de la noche leyendo como le explicó a la persona que voto “NO” en el plebiscito por qué estuvo equivocada en su decisión. La verdad es que, a pesar del brío que el Presidente le aplica al tema, en mí no despierta un mínimo de credibilidad. Cuando habla de la minúscula diferencia por la cual ganó el “NO”, sin alguna vergüenza, no entiendo cómo es que no cae en cuenta que el “SI” tenía la obligación de ganar por un altísimo margen. Cada que se refiere a las trampas, mentiras y engaños de Uribe, se me viene a la memoria la noticia que escuché en la W según la cual en Ciénaga, Magdalena, hubo una demanda por fraude electoral donde se acusa a un notario de haber cambiado presuntamente unos resultados en los cuales más de 1200 votos que se contaron por el “NO”, mágicamente aparecieron contabilizados por el ”SI” y ni hablar de la sesgada publicidad oficial donde explicaban cada uno de los puntos más controvertidos del desigual acuerdo.
Errores, contradicciones, descaros, desaires; en todo caso, malas habladas y malas acciones que dejan ver a un Santos dictador que, como él mismo lo definió, hace lo que le da la gana.
Lo que sí hay que
destacar en Santos es su envidiable vida social, al Presidente le encanta ser el protagonista del show, del espectáculo farandulero. Y esto sí que es algo que le sirve de mucho a nivel internacional, pues gracias a esa condición del Presidente, meramente humana, ha logrado que en el resto del mundo se hable de Colombia. No importa que lo único que la prensa inglesa haya subrayado del homenaje de la Reina a Santos haya sido la hermosa cartera de la Primera Dama. Aunque los medios de comunicación colombianos sí han hecho todo un despliegue humano y técnico para reportar esta gala y describirla al mejor estilo de cualquier alfombra roja de la farándula mundial.
Como quien dice, mientras en el extranjero alumbran a Santos en Colombia le apagan las velas… Este contraste de la credibilidad del Presidente se resume en una frase de la infinita sabiduría popular, que a mí me encanta: “Santos es la luz de la calle y la oscuridad de la casa”…