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El bosque se siente cada vez mas frio, pero eso no me interesa, aunque la lluvia empape mis prendas, no puedo siquiera pensar en finalizar mi caminata, no lo hare hasta estar segura de estar bien.

Recuerdo la arena, y con ella su sonrisa. ¿Qué se puede hacer cuando los simples recuerdos es todo lo que te queda?. El siempre fue una persona tímida con los demás, lo que le hacia parecer aislado, inmaduro,  que va a saber la gente de alguien que ni siquiera hablaba con ellos, pero con migo era diferente, me enseño a estar en la realidad y observar las cosas como de verdad son y no ver lo que parecía ser.

Ya llevo mas de 10 horas caminando, los zapatos me han lastimado hasta provocar ámpulas en las orillas de mis pies. Pero no cederé, él quería que juntos recorriéramos este bosque, que ambos sintiéramos su aroma, observáramos sus colinas, que lo amaramos, se aferro tanto a la idea que no me atrevería a dejarla. "ahí te liberaras, podrás sentir mas haya de lo que cualquier persona puede sentir, y si aceptas lo sentiremos juntos" me decía cada vez que me proponía la idea.

Debo confesar que me estoy cansando, mi cuerpo exige un descanso y mi alma pide mas de este camino, mis ojos están secos de tanto llorar, mi garganta raspa de tanto gritarle al viento que lo extraño, mis manos están muy mallugadas de tantas veces que e caído y golpeo la tierra, debo continuar así deje mi vida en este camino

Sus labios se posaron en mi frente para dejar un tierno beso cuando se dio cuenta de que había logrado hacer un nudo para bajar en rapel. Igual recuerdo su mirada reprobatoria el día que gaste todo mi dinero para comprar caramelos. Su voz gritándome que era una debilucha que el mundo aplastaría, retumbaba en mis oídos. Las lagrimas que resbalan en su rostro el día del funeral de mamá las vuelvo a ver cristalinas. Siempre admirare la firmeza de su ser, gracias a el soy una gran persona, alguien que no conoce la derrota al menos de haber caído mas de 1000 veces.

Su forma de amar siempre fue difícil de determinar, para algunos parecía violencia, para mi siempre fue fuerza. Gracias a esa fuerza que siempre aplico en mi no me destrocé el día de su funeral, ese día le prometí sin una sola lagrima en los ojos que recorrería este bosque y entendería todo lo que el había querido que yo aprendiera, y ahora lo entiendo.

Mis piernas vuelven a ceder chocando contra la tierra hecha lodo, seguido mi rostro se estrella también, quiero levantarme pero mi cuerpo no responde, mi alma nuevamente me pide que continúe, me dice que tenemos una promesa que cumplir, quiero llorar, gritar maldecir, quiero explotar, pero ni siquiera tengo fuerza para eso. Hago un esfuerzo y me giro quedando sobre la espalda, las gotas de lluvia caen en mi rostro remplazando mis lagrimas, inhalo con profundidad y junto la fuerza que me queda y en un de melancolía grito. ¡LO SIENTO PADRE, YA NO PUEDO MÁS!. Mis ojos se cierran y no me importa lo que ocurra después, he cumplido mi promesa.

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