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ATLAS, HERCULES Y LAS MANZANAS DE ORO

Sin ánimo de polemizar con mi estimado amigo César Molina Consuegra quiero compartirle lo que dicen los entendidos en estas vainas mitológicas. Ante todo el asunto de las manzanas de oro de las Hespérides es el undécimo de los trabajos de Hércules (ya había contado en el Rincón); las hespérides eran unas muchachas hijas de Atlas, aunque otros se las acomodan a otro papá, que cuidaban un hermoso jardín que llevaba su nombre. Era hijo de Zeus y Alcmena y bisnieto de Perseo.

El asunto de robar las manzanas era bien difícil porque el jardín pertenecía a la diosa Hera, la mujer de Zeus, que además de celosa era bien desconfiada y además de las muchachas puso como cuidandero un hijuemadre dragón de cien cabezas de nombre Ladón. Pues como siempre, los héroes siempre reciben ayuda de los dioses o de otros personajes de la aristocracia olímpica.

Perseo le facilitó la cabeza de Medusa (otra historia ya contada) y el fortachón tuvo que resolver varias dificultades antes de llegar donde Atlas a quien convenció de robar las manzanas y, mientras tanto, el sostenía su carga. Lo que pasa es que Atlas se estaba haciendo el pendejo y Hércules le dijo que bueno, que ya estaba resignado a remplazarlo pero que le tuviera el mundo un momento mientras se acomodaba la capa para que no se le pelaran las costillas. Cuando Atlas se lo recibió, Hércules le dijo: compadre, hasta aquí llegué yo, suerte es que le deseo y se marcho silbando. Unos dicen que con la cabeza de medusa convirtió al titán en una cordillera que lleva su nombre pero en ninguna notaria figura el registro de esta propiedad.

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