La melancolía tiene alarmas
tiene guías
tiene caminos
tiene espías.
Sutiles cadenas
que jamás se sueltan
que viven eternas
sujetas a uno mismo.
La melancolía se hace presente
de pronto en la lluvia
de pronto en un prado
de pronto en el fondo del armario.
Viene etérea
en el olfato cabalga
y golpea el recuerdo
en aromas que viajan por el tiempo.