A ratos creo no ser yo.
y otros ni siquiera creo.
Creo en los lugares humildes,
en el descanso de un perro,
en los abrazos de mamá,
en caminar descalzo por la hierba,
en lo que pienso,
y a veces me da miedo.
Creo en las gallinas
y en la creación del mejor bocado del mundo, «el huevo».