Surgió de entre las sombras
sorpresivamente y con furia sin igual
Desgarró mi pecho e hizo sangrar mi corazón
Me derribó sin compasión
besé el suelo con sangre y dolor
las rodillas heridas quemaban mi orgullo
lloré en silencio, ahogué mis lágrimas
¡Pero no me derrotó!
Empleó todos los medios a su alcance
Con infamia salpicó de inmundicia
cuanto había a mi alrededor
Fue desleal, cruel, infame
no tembló al hacerme sufrir
¡Pero resistí!
Me defendí sin bajar la mirada,
perdí alguna batallas
sangré a borbotones
estuve a punto de morir
¡Más, nunca me venció!
Resistí uno a uno sus desleales embates
soporté sus injurias
sentí la fuerza de sus pezuñas en mi piel
nada importaron sus alaridos malditos
¡Jamás triunfante quedó!
Terminó huyendo cansada
vencida porque no me venció
manchada de lodo y humillada
Solo entonces el cuerpo herido sucumbió
la vista se me nubló
exhalé mi último aliento
con dignidad y alegría
porque a pesar de todo
¡Nunca me sometió!
Elena Ortiz Muñiz