Sus labios en llamas recreaban besos y pasión,
Con sus propias caricias quemó su piel y su razón,
Al tiempo que por sus poros brotó un hontanal
Con agua suficiente para anegarle el colchón.
Flotando en su nada, consumido ya el todo;
Revolcado en su lodo, enlazado a su amada;
Recorre el paraíso sin saber que va solo;
Lo ha olvidado el amor, pero es preso de su hechizo.
Cuando por fin despertó luego de la faena,
Con sus besos bebidos y sus caricias sorbidas,
Ha llegado un amor sin piel y sin razón…
Ha venido ya a nada, se ha agotado su vida...
Va cruzando la meta, cumpliendo la misión,
Con sus fuerzas cansadas, con sus ganas hastiadas
Como niño indefenso, abrazado a su almohada.