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Para los cristianos católicos, el domingo llamado precisamente de Ramos, la Pasión del Señor abre solemnemente la Semana Santa, con el recuerdo de las Palmas a la entrada de Jesús en Jerusalén; liturgia de la palabra que evoca la Pasión del Señor en el Evangelio de San Mateo.En ese día domingo 16 de marzo de 2008, que nos invitaba a los cristianos al testimonio y a la misión llamada pascua florida, de pasión gloriosa y amorosa de Cristo Señor en la Semana Santa. A pesar de las predicciones meteorológicas, otros cristianos colombianos, optaron por trasladarse a la ciudad de "Cúcuta", para acudir a la gran convocatoria de los pueblos latinoamericanos; evento organizado de convivencia en paz que se iba a llevar a cabo cerca de la frontera con el país de “Venezuela".

Sin alucinógenos ni bebidas alcohólicas, solo dispuestos con su presencia dejar un precedente en alto ante el mundo, que "Colombia" entera está cansada de tanta injusticia social, de tanta violencia; que solo se requiere de la paz; para convivir felices en su seno fraternal. Para ello se armaron de valor y coraje de patriota, y como fuera se trasladaron al sitio de encuentro, llevando en vez de "armas", ramos y palmas: camisetas blancas, banderas y pancartas alusivas al suceso, claveles blancos, bloqueadores solares, gafas oscuras y gorras multicolores para protegerse del sol; así mismo, se proveyeron de abundante agua, para evitar la insolación y la deshidratación; pues el calor que hace en ésta región es muy intenso. Tanto así, que antes de comenzar el concierto muchas jóvenes y adultos se desmayaron debido a la multitud y al intenso calor.

Fue una incólume manifestación del poder de acción colectiva de todo un pueblo inconforme, los que acudieron a la cita del "domingo de ramos" a este inhóspito lugar; una explanada de aproximadamente tres hectáreas entre la orilla del rio Táchira y la parte baja del costado izquierdo del puente Internacional fronterizo Simón Bolívar; la enorme mancha blanquecina, formada por una multitud de personas casi todas vestidas con cómoda ropa de lino blanco, convirtió esta comarca en el escenario pleno de un concierto histórico al aire libre.

Sin los efectos radicales  de que fue objeto el festival de música rock y arte de Woodstock “madre de todos los festivales” en cuestión de sexo y drogas ocurrido en agosto de 1969, justo cuando el movimiento hippie estaba en auge; en su momento este se organizó en los terrenos de Max Yasgur, un granjero que prestó sus tierras para la celebración del evento en las afueras del pequeño pueblo de Bethel del estado de Nueva York, bajo el lema de "3 días Paz y Música" en reacción a las agresivas políticas bélicas que adoptó el país durante la Guerra de Vietnam, convirtiéndose en la primera guerra perdida por Estados Unidos.

Como una onda explosiva, cundió la convocatoria de Juanes artista colombiano de renombre internacional a la voz del pueblo a estar presentes y celebrar el fin de una crisis diplomática andina, con un concierto cuyo lema sería "Paz sin fronteras" el que terminó siendo el espectáculo artístico que rebasó las cinco horas, convirtiéndose desde ya en un suceso histórico sin precedentes, tanto por la magnitud de personas asistentes, como por la repercusión internacional.

Este concierto con la iniciativa de Juanes fue un gesto humanitario donde el mensaje principal fue “fortalecer la esperanza” aseguró el cantante, criticado por algunos en el extranjero y apoyado por otros. "Este concierto es un gesto humanitario. Necesitamos fomentar la esperanza y el sueño. El arte tiene que ser un arma poderosa de paz, por encima de diferencias". Causas políticas o humanitarias del mismo tipo, han servido de excusa quizás para organizar otros conciertos como: Bangladesh, Lavi Aid y Leve Earth, que en varias ocasiones, artistas importantes del mundo se reúnen al unísono para unir sus voces en favor o en contra de alguna situación candente en el mundo en un mismo escenario

Para este evento Colombiano, además de las cerca de 250 mil personas que aceptaron la invitación de Juanes, para acompañarlo y cantar junto con sus artistas virtuosos de la música de talla internacional invitados por la "Paz en las fronteras" Algunos abandonaron sus compromisos y para llegar al sitio de reunión debieron tomar hasta cuatro aviones y luego después del concierto, otros lloraron emocionados al despedirse antes de regresar hacia sus países de origen. A la marea blanca del puente fronterizo entre Colombia y Venezuela en concierto por la paz, asistieron por Colombia Carlos Vives, por Venezuela, Ricardo Montaner, Ecuador, Juan Fernando Velasco, República Dominicana, Juan Luis Guerra y por España, Miguel Bose y Alejandro Sáenz.

A la 1:15 PM, veinticinco niños colombianos del grupo de coros "Soñando" y los venezolanos del grupo de "Cámara popular" de San Antonio del Táchira, habían dado apertura al concierto más grande que ha tenido Colombia y Latinoamérica.  Fueron más de cuatro horas de euforia en el ambiente; música, canciones, sudor y lágrimas con todos ellos en concierto, quienes también estaban vestidos de blanco. La gente enardecida los ovacionó y emotivos les tiraron flores blancas; vibrando con ellos y su música hasta la saciedad.

Por creer practicar y expandir los principios y valores espirituales, morales universales, y en particular por aplicar el principio básico de "Vivir por el bien de los demás" la crítica mundial, llamo a estos personajes de la farándula  como  "Cancilleres de Paz".

Los helicópteros de la Policía Nacional, pausados y misteriosos sobrevolaban vigilantes la zona en medio del sofocante calor; provocando desde el aire una leve llovizna de claveles blancos que caían del cielo como un enjambre de errantes mariposas blancas sobre la muchedumbre.  

El constante rociado de agua provenida desde las mangueras de los carros de los bomberos; refrescaban a la multitudinaria y apoteósica concurrencia delirante, que sin cesar repetían a todo pulmón cada una de las letras de las canciones y al compás de la música del cantante de turno. Esos momentos hicieron que evocaran un pasaje bíblico, del éxodo vivido por los israelitas después de haber sido liberados de la esclavitud de los egipcios. Ese día al pueblo israelita le aumentó su fe en Dios y reafirmo la confianza en  su libertador que era Moisés su profeta.

Otro tema que quedo claro, es que las voluntades de los pueblos no siempre coinciden con los de sus gobernantes. La conclusión a este episodio, es que la voz del pueblo es la voz de Dios, aunque los políticos que están sordos de arrogancia, sobre todo los gobernantes, no la quieran escuchar haciendo caso omiso a la unidad profunda entre el proyecto salvífico de Dios y las aspiraciones del hombre que propicia una educación personalizadora, liberadora y comunitaria. De allí que el aforismo de que la voz del pueblo es la voz de Dios, se ha interpretado siempre conforme a las conveniencias de cada quien. O sea que según el caso se le da un valor absoluto y dogmático, o sólo se le reconoce una razón relativa, de acuerdo con la advertencia de Séneca retomada por Alcuino de York.  

 

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