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LA OQUEDAD DE LA SANGRE

 

 

Todo comenzó un domingo, a eso de las tres de la tarde. Fabián me había enviado un mensaje de texto para invitarme a sus catorce años, dijo que le iban a hacer una gran fiesta. Sabía que mamá  no me dejaría ir, era muy sobreprotectora, haci que decidí inventar una mentira de la más estúpida, le dije que tenía un trabajo larguísimo, el cual era de a parejas así que de pronto me debía quedar en casa de mi mejor amiga terminándolo. Para disimular me puse ropa casual, creo que unos tenis y una balaca de florecitas, también empaque una maleta con algunos cuadernos, no se sí de Filosofía o de matemáticas  al fin y al cabo todo era una mera mentira para poder salir.

Ruth me apoyaba en todo, o bueno; eso creo, antes de que se jodiera todo y las circunstancias me dejaran en medio de la obscuridad, donde mis únicos amigos son un cactus y una paloma amarilla llamada Wen.  Dicen que estoy loca, todos los días me revisa un doctor cuellilargo ¡todo feo ese hombre!, un día me toco los muslos y pensé que me iba a besar pero no, lo único que hizo fue decirme que era una maldita psicópata mientras me inyectaba un líquido blanco en el brazo que me dejo dormida.

Como ya te había dicho tuve que planearlo todo, desde cómo iba a salir de casa y hasta cuantos pasos tendría que dar para llegar a la casa de Fabián si no estoy mal eran como mil pasos. Recuerdo que en la maleta donde puse los cuadernos para disimular, coloque también unos condones que le había robado a mi hermano mayor mientras se duchaba, ¡una no sabe qué tan fuerte pegara el alcohol y las fiestas son muy comunes para abrir las piernas! Incluso lleve la ropa de la fiesta a la casa de Ruth para no levantar ni la más mínima sospecha , el viernes lleve los tacones unos altos, negros todos indos que me encantaban . El sábado me metí a la habitación de mamá y le saque el vestido que utilice en mi primera comunión ¡si lo hubieras visto! Ese vestido era precioso, blanco y con brochas doradas las cuales se amarraban en la espalda. ¡Oh! Yo ya estaba imaginándome como las perras de la fiesta se iban a morir de envidia al ver que los chicos se peleaban por mí por ser la más bonita.  

Hice un manual de instrucciones, en el cual señalaba las palabras que diría y recordaba borrar las conversaciones de mi teléfono para no levantar sospechas. ¡Todo fue tan loco! Llegue a fantasear todos los días con lo que pasaría en la fiesta, siempre que imaginaba las botellas, el cigarrillo y los ojos de mi enamorado me temblaba el corazón y sentía que me iba a dar un infarto. A veces creo que de verdad estoy un poco corrida «pero solo un tris», ¿cierto Wen?, ¿Cierto cactus de marfil? Creo que eso se debía a que todos los días , al inicio de clases Ruth y los muchachos nos poníamos en el fondo del salón a planearlo todo, Ivan «el traqueto de la clase», ya había puesto bombers y prometió  que conseguiría pipas de aceite para que la fiesta estuviera bien buena . Manuel por su parte me hizo una indirecta, me dijo., « ¡Yo veré, trae rodilleras!» al principio no entendí pero a las dos horas de llegar a mi casa estaba frente al espejo toteada de la risa.

Todos estábamos tan entusiasmados… sobre todo yo. Siempre imaginé que mi primera vez sería con el más guapo de la clase, porque Manuel era muy lindo, también tenía un cuerpazo…Recuerdo que una tarde estaba jugando futbol con los muchachos y Manuel se quitó la camisa, ¡qué rico!, además de que Catalina (su exnovia) alguna vez dijo que la tenía grandísima; yo le ponía unos once centímetros.

Yo solo podía imaginar cómo Manuel y yo comenzábamos a bailar alguna bachata y él se pegaba a mi cuerpo con ese gran miembro, e imaginaba lo rico que se debía sentir esa cosa dentro de mi sudor, dentro de mis muslos ¡en verdad estoy loca! soñé toda una noche con eso. Tal es la maldad de la realidad; él me tomaba del cuello y me decía que quería hacerme suya yo le decía: “Jueputa, hágame suya, solo suya que me mojo, solo suya que me ahogo con su boca y, ¡mierda!, me despertaba como incierta, como con ganas de clavarme todos los dedos de la mano en el trasero.

Ya teníamos todo saldado, estábamos a un día de la fiesta y Ruth ya me había dicho que estaba pendiente de la puerta para que cuando yo llegara nos dispusiéramos a plancharnos el cabello y pintarnos las uñas. Fabián y los muchachos dijeron la hora exacta de la fiesta, como para que no iniciáramos tarde  y yo por fin había logrado que mamá se tragara el cuento, “supuestamente»

En fin, ya había amanecido, ¡era el día de la fiesta! «Me sentía tan emocionada», cuando me metí a bañar me demore como tres horas para que se me quitara todo lo fea en la ducha, también me eche limón en los ojos para que se me pusieran morados pero no funciono, siguieron azules. Recuerdo que deje la maleta a un lado de mi cama, saque el manual de instrucciones y borre todas las conversaciones de mi teléfono, le escribí a Ruth un recado en el que le decía « Amiga llevo los cuadernos y los lapiceros para hacer el trabajo», ya sabes para que mamá no sospechara ni la más mínima. Solo que no advertí una cosa  y es que los condones se los había robado al chismoso de mi hermano,  si bien  es todo un virgen de mierda eso obviamente me tuvo que haber expuesto.

«Saber que lo hice solo por ficticia porque nunca había visto un pipi en mi vida ¡qué asco!, además te apuesto a que no hubiera cogido con nadie más que con la fantasía de Manuel sobre mis piernas mientras besaba mi oso de peluche a escondidas en mi habitación ¡que penita!»

Me puse un pantalón rojo y unas zapatillas doradas. Cuando ya eran las cinco de la tarde, sabía que se avecinaba la hora de salir  así que me puse la maleta, me temblaban las manos y me despedí de mi cuarto como si  estuviera mudándome de casa, mi osito de peluche, las muñecas y los muebles me miraban con mucho ánimo tal vez con pesar  como si cada uno de ellos supiese en el fondo de su esencia, de sus cabellos rizados y sus orejas de felpa que terminaría convirtiéndome en asesina. Pasé por el cuarto de mamá, no estaba así que me relaje y seguí más rápido  pero justo cuando iba a abrir la puerta apareció de la nada y me quito la maleta de un raponaso. ¡Juro que casi me orino del susto! Las piernas me comenzaron a temblar demasiado y pensé que se abriría un abismo en el piso y me caería muerta sobre la nada.

Pero no sucedió nada de eso, ¡ni siquiera me orine! , me quede viendo como poco a poco mamá se volvía loca si a alguien deben llamarle loca es a ella, a mí no, yo hice lo que tenía que hacer, la justicia es objetiva y punto, ella comenzó a tirar todo lo que llevaba en la maleta, tiro los cuadernos, la ropa ¡todo! luego me manoseo, la verdad no sé qué buscaba, después se dirigió a mi puñetera pieza y me comenzó a esculcar cajón por cajón le dije, «  ¡ya mamá!, Ruth me está esperando para hacer los deberes»  ella me pego una patada, cogió su correa y por poco me asesina pegándome en la cola, toda animal me dijo.

¾    No, usted no me sale de la casa, no crea que soy  una tonta y que  no me entere de la fiestecita ¿Qué hizo el vestido?

Me sentí tan triste y la habitación quedo el silencio, mi hermano comenzó  a reírse en la otra pieza ¡había sido el! , todo el puñetero tiempo, el arruino todos mis planes, «  ¡claro! tuvo que notar la ausencia de los condones y escuchar los audios que le mandaba a  Ruth»

Mamá se quedó mirándome en silencio, comenzó a esculcar toda mi pieza mientras refunfuñaba entre dientes, yo solo lloraba , no tanto por los regaños si no por la frustración; ¡mierda!, es que si hubieras visto esa escena hasta tú los hubieran matado, ver todos los cajones tirados en el suelo, mi hermano riendo, mi celular confiscado y la habitación ardiendo en regaños, de verdad me hacía sentir súper frustrada, además de que ya me imaginaba como esa perra de la Catalina se le estaría pegando a mi Manuel, como la fiesta iba a estar bien alocada, como los bombers, como las pipas ;y yo ya me veía en mi cama a media noche  toda vuelta mierda.

Después de todo el alboroto mamá me obligo a arreglar la habitación, me quedo mirando y yo solo quería tener alas en mis lágrimas y salir volando directo los brazos de Manuel, sentir como las luces y los polvos se mezclaban con el odio, con las ganas de matar a todo el mundo. Luego  mamá se fue a los suyo  yo me quede llorando, abrazando a mi almohada y con unas ganas terribles de tener a Manuel al lado mio para decirle que se casara conmigo, que mandáramos todo a la mierda y que luego nos fuéramos a chupar bazuco debajo de un puente en el centro mientras los loquitos nos decían|. «Buena mi perro, dese un plon, traiga los rojos y luego un beso, dos besos, melocotones y monita deme un poquito de ojos rojos que me voy , y que lloro, la vida es un mierda, deme un poquito de ojos rojos, agale que todo bien».

Por la noche cenamos en silencio, mi hermano me miraba y se reía ¡malparido!; la comida estaba horrible eran acelgas con espinaca, jugo de melocotón. !oh! como recuerdo todo, sonaban los mensajes de mi celular, debía ser Ruth y yo me sentía como con ganas de escaparme de la casa, llegar a la fiesta y después irme a vivir con Manuel.

«Ahora que lo pienso irme a vivir con Manuel hubiera sido de lo mejor, le habría dicho cositas cursis todas bonitas y luego habríamos follado mientras en el noticiero daban alguna noticia típica de un día feliz; una noticia que supiera a condones o a sudor, a lo mejor a disparos y después nos hubiéramos ido a ver alguna película de terror , tal vez sobre algunos mocosos de cuadra que juegan a destaparse los sesos mientras sus padres están cogiendo en la terraza, en fin, es una lástima que no soportara el pequeño esguince que tengo en el cerebro porque lo hubiera hecho muy feliz»

Mamá me obligo a lavar los trastes, luego tuve que irme a acostar temprano, mi hermano reía y lo escuchaba vociferar, no pude dormir, eran hasta ahora las ocho de la noche y me quede quieta imaginando maricadas, como Catalina debía estar reconquistando a Manuel, como Ruth debía estar alistándose sin mí, en fin. Recuerdo que hice toda una escena, « imagine a todos bailando y de repente se volteaban a verme mientras se reían y me señalaban con el dedo » ¡Que rabia! Manuel ya debía estar  en un baño repleto de tabletas, sudores y humos comiéndose a Catalina y  yo seguía hay en la cama como una estúpida imaginando que alguna vez fuera de las rejas, las piedras y los dientes alguna lengua tierna y llena de saliva me iba a quitar toda la tristeza.

Hasta ese momento te puedo jurar que no quería matar a nadie; si, tenía rabia y obviamente estaba frustrada porque esto reducía mis posibilidades de casarme con Manuel, pero después de tantas lágrimas y recreaciones sabía que podía conquistarlo otro día y si bien Catalina era una zorra Ruth haría todo lo posible para alejarla de él; ¡maldita sea! te juro que ya estaba a punto, mis ojos querían volar lejos y sentir el estupro de las mariposas llenas de tristeza, como de dolor, no quería ni levantarme ¡enserio!, no hubiera cometido semejante patraña a no ser de que hubiera escuchado durante un breve segundo, una leve expresión sádica a ese maldito de mi hermano decir, « Já, Já ¡eso le pasa por estúpida»

Me llene de rabia, de golpe me levante de la cama, cerca de mi habitación quedaba la cocina, a unos veinte pasos o algo así, ¡que loco! En un momento me llene de valentía y decidí que nadie impediría que fuese a esa puñetera fiesta, Manuel se me presentaba como desnudo abriéndole las estúpidas piernas a Catalina, entonces me puse unas chancletas y me dirigí cautelosamente como si fuese una ladrona profesional a la cocina y saque una botella, la llene de agua; cogí el cuchillo que mamá utilizaba para cortar la carne, el mismo que me había producido un regaño hacia tres semanas por no haberle quitado bien los restos de queso, incluso cogí un trapo y me recogí el cabello con él.

Después volví a mi cuarto, cogí la maleta que mamá había dejado colgada en mi armario, la abrí, dejando ver el vacío que añoraban los cuadernos y los condones, lo que me hace recordar la risa miedosa que me dio cuando mama los descubrió, dijo que yo era una prostituta y que le daba mucha vergüenza tener una mujer tan promiscua dentro de la casa« de echo me da mucha gracia porque preciso esa noche hubiera podido obtener el título de la puta más hermosa del barrio a no ser que a Manuel no se le hubieran caído las pelotas del miedo cuando me emborrache»

Por acción mecánica me puse la maleta en la espalda; como un demonio ficticio agarre la botella y el cuchillo; me dirigí a la pieza de mi hermano, sigilosamente, como con miedo como con timidez pero aun así estaba decidida  tenía o tenía que ir a esa fiesta, no había opción, las tabletas crujían, eran de madera y me dio la impresión de que con cada paso el suelo se iba agrietando, creía que si daba un paso atrás iba a caer en un infierno que ni por los siglos de los siglos, ni que por los mares ni por los Ángeles.

Entré sigilosamente, la puerta crujió pero él no se despertó, procedí a agacharme; también temblando un poco pero la rabia disipo todas mis dudas y posibilidades, la necesidad era Manuel, el cuchillo era Manuel la botella era Manuel, ¡todo! «Tenía que hacerlo».

Estaba roncando, la habitación era un desastre y olía como a bikinis, como a látex, el idiota siempre dormía con pantaloneta y se le notaba el bulto de la barriga detrás de las cobijas, a sus trece años ya era todo un perdedor nunca había besado a una chica y solo se la pasaba amargándome la existencia con sus ademanes de niño rata y todo eso, en fin mi hermano fue producto de una cena, un vino y una culeada, nada especial, por eso creo que nació tan retrasado.

«Cabe aclarar que mi padre era un idiota, dejo a mi madre cuando le metió el golazo de mi hermano pero algo que nos diferenciaba a él y a mi es que a mi si me hicieron con mucho amor, mi madre me conto que fue después de bailar toda la noche en una discoteca, algo así como en la sala de la suegra, como en medio de la excitación y la adrenalina.»

Me acerque por el flanco derecho, estaba roncando y tenía la boca abierta, el movimiento fue sencillo; abrí la botella lo agarre del cuello casi hasta ahorcarlo y le eche todo el contenido del embace sin dejarlo respirar, escuche sus gemidos, un auxilio que salía desde lo más profundo de sus miedos, pero aun así no pasaba nada llegue a asustarme porque vi que pudo tragar el agua.

Y si, sé que puede sonar cruel, ¡no me mires así!,  tenía que hacerlo; cuando estuvo a punto de pasar el trago le clave el cuchillo en el cuello, y me dio miedo porque soltó un ruido horrible, lo bueno es que mamá no se despertó, pero !mierda!, seguía vivo, comenzó a morderme mucho y aunque no podía hablar «porque le enterré el cuchillo en la mitad de la garganta», si me manoteaba, incluso llego a rasguñarme lo que me dio irritación, me hizo dar ganas de apuñalarlo aún más pero no pude sacarle el cuchillo porque por alguna razón había quedado el filo dentro de la carne y aunque intentara retirarlo con todas mis fuerzas no podía hacerlo, me dio un poco de pesar porque intentaba como respirar y tomaba zancadas de aire para volverme a maldecir con la mirada, tenía la mano llena de sangre y comencé a pegarle puños en la cara, el me alcanzo a coger por el cabello y me dio miedo porque empezó a pegarme duro en los senos lo que me causaba mucho dolor, pero aproveche que estaba débil y pude saltar para retirarme, la cama de estaba llena de sangre y me éxito por alguna razón.

Estaba tan decidida, no desperdicie ni un segundo, me puse de pie y de golpe me avente sobre él, saque fuerzas  y le retire el cuchillo del cuello, salió un chorro de sangre espesa y grumosa que me lleno los bustos y el brazier. Me Sentí como en esas escenas porno donde el hombre le tira su líquido a la dama, procedí a seguir apuñalándole el cuello hasta asfixiarlo con su propia sangre, con cada puñalada sentí como mi corazón palpitaba y veía a Manuel tan cerca, pero tan cerca que ya no me importo si mi madre me descubría o si sentía culpa después, lo importante era estar en esa puñetera fiesta, media hora después lo escuche gemir, un gemido como de agonía como de arrepentimiento, unos minutos después tal vez un ¡maldita! y ya estaba muerto.

una cosa menos supongo, vi su cuerpo débil he infantil tirado en el piso con una cabeza que blandía casi hasta el punto de separarse del tórax, me dio miedo pero sabía que para bailar toda la noche tenía que terminar lo que había empezado « No creas que no sentí entonces algo de culpa, algo muy pequeño dentro de mí quería arrodillarse y ponerse a llorar, muy en el fondo estaba arrepentida pero no podía evitarlo la perra de Catalina ya debía estar pegándole el trasero a mi chico y yo tenía que avisparme».

Tome un tiempo para  reponerme; estaba algo cansada así que  me senté en el piso, vi como la sangre de mi hermano había manchado todo mi pijama, me pareció muy artístico estar regada de sangre era como si tuviera parte de la vida de alguien más sobre mi cuerpo, sobre mis piernas, la habitación tomo un aspecto triste y me dieron ganas de llorar, la cabeza de mi hermano blandía entre la cama y el piso y por alguna razón me hizo reír, era como ver un zombie desmayado en medio de la habitación.

Cuando descalce un poco me agache, recogí el cuchillo y la botella de agua; tome un minuto para ver como la carne del cuello se expandía por toda la cara de mi hermano, así como su sangre y uno de sus ojos que estaban como pegando al cielo más bien al infierno. Me dirigí a la puerta, la habitación cada vez me parecía más triste como vuelta mierda, cerré la puerta y me dirigí al baño, cuando entre al espejo y me vi toda llena de sangre me pareció que era toda una diosa y me dije: «nena  esta es tu noche», y la nena al otro lado del espejo me miro como con esos senos llenos de sangre, desde el profundo de sus ojos azules que sí que todo bien que esta era nuestra noche, que éramos todas unas princesa pero ¡mierda!, faltaba mi madre.

La chica del espejo me dijo que acabar con mi madre iba a ser más difícil dado a que ella si era una persona de verdad, ya sabes inteligente y todo eso, pero me dijo que confiara en ella, «si pones toda tu confianza en mí te aseguro que todo saldrá bien».

Salí del baño, ante la mirada feliz de la chica del espejo me dirigí a la cocina, tome dos vasos de agua ¡tenía tanta sed!, luego me quite algo de la sangre que tenía sobre la boca, me gustó mucho su sabor fue como beber miel de color morado. La chica del espejo me aconsejo que sacara la piedra de la panela, la cual estaba al lado de la estufa, esta vez no cargue la botella con agua pues quería que la muerte de esa señora fuese más emocionante.

Cerré la puerta del baño para que la chica del espejo, que aún seguía sonriendo, orgullosa de mi no se asustara, ni se decepcionara si las coas salían mal. Me dirigí al cuarto de mamá con mi cola de caballo y la piedra de la panela en la mano derecha .Ella siempre dormía con la puerta cerrada, incluso con llave para que no me le robara los dulces de la alacena  ¡toda tacaña esa señora!, tuve que golpear como treinta veces para que se despertara, no tenía muy buena audición, apenas escucho los golpes se levantó y se dirigió a la puerta. Mi corazón se fue acelerando, sentí tanto miedo entonces y las manos me comenzaron a temblar ¿será que si seré capaz? ¿Qué tal sea más fuerte que yo?, cuando abrió la puerta sentí como si una bomba se estallara en mi estómago entonces quede regada y llena de sangre sobre los pies de mi madre que apenas me vio toda despelucada y llena de rasguños se quedó estupefacta tal vez absorta y se puso a llorar ¡toda dramática! Salio corriendo a mi pieza, tal vez pensó que alguien se había metido a mi cuarto y temía que me hubiera hecho daño, pero al no encontrar nada solo bajo la cabeza, me miro con mucho miedo y me dijo.

¾    ¡Tranquila!, ¿sí?, quédate quieta, quítate esa maleta y bota esa piedra, tú no eres una chica mala ¿cierto que no?, ¡ven! Podemos hablar pacíficamente.

Yo estaba repleta de rabia, ¿Qué otra cosa hubiese podido suceder?, por un momento me sentí convencida y me dieron ganas de botar la panela y abrazarla, pedirle perdón por todo lo que había hecho ¡quién sabe! de pronto hubiéramos llegado a algún acuerdo, pero no, la chica del espejo estaría muy decepcionada, recuerdo que me limpie las pequeñas lagrimas que me salieron como prueba de una diminuta vulnerabilidad y salí corriendo, me dirigí a la cocina y comencé a aventarle todos los platos y las ollas, mamá era muy hábil y se protegía con los brazos ¡esquivaba todo qué miedo! , en un momento, ya estaba a punto de alcanzarme entonces no tuve otra opción que tirarle la piedra de panela sobre la cabeza, le di justo en la frente  la hice sangrar demasiado y se desplomo sobre el piso, me sentí tan vuelta mierda que lo admito, ¡qué pena! Llore un poquito y me arrodille sobre la sangre, tal vez sobre la obscuridad, ¡me sentía tan mal!

Pero no, ¡no debía parar! Ya había llegado hasta ese punto, la chica del espejo me miraba y me decía ¿Por qué mirar atrás?, ¡mira a Manuel! Catalina, sangre, reflexione un largo rato, ella tenía razón. Tome fuerzas y no deje que los recuerdos ni el postre que mamá preparaba para navidad echaran al piso todos mis planes ¿Qué hubieras echo tú?, a propósito, te lo pregunto porque sabrás, el instinto de supervivencia, así tenía que ser.

Mamá comenzó a parpadear poco a poco se apoyó sobre la pared y con admiración logre ver cómo pudo ponerse de pie, me dio miedo que se levantara por completo, saliera corriendo y me delatara o algo así, corrí entonces a la habitación de mi hermano y saque el cuchillo el cual estaba sobre el suelo, lo limpie un poco y apenas llegue a donde estaba ella le propine una puñalada en la espalda, hizo un quejido todo exagerado y  su sangre inundo todo el piso, ya no pareció entonces que la casa estuviese echo de ladrillos si no de intestinos y gargantas., pero mamá no se murió en ese instante, «supongo que matar a una persona no es tan fácil como pensé» , poco a poco iba levantándose de nuevo entonces la chica del espejo me miro con aliento como con un ¡dale de una buena vez maldita lenta!, entonces me dio pena con ella y me apure , le tome  la cara por  la barbilla y le apuñale varias veces la cara ¡oh! Fue tan excitante, puñalada tras puñalada, diente, musculo sangre ¡Ufff! , después la solté y le propine unas nueve puñaladas en el trasero, salía un líquido amarillo y me sentí tan feliz, ¡por fin era libre!

Por un momento pensé que había terminado, entonces me tire sobre el piso y lance la sangre al cielo para celebrar, comencé a reírme y ya me iba a ir para la fiesta cuando ¡pram! Escuche unos ruidos y mamá poco a poco se fue levantando, a mí ya me estaba dando fastidio de que a mi hermano lo hubiera podido matar en una media hora y tuviera que demorarme tanto con mamá. «La fiesta habría empezado entonces y yo hay como una estúpida perdiendo el tiempo».

El cuchillo quedo refundido entre la carne del piso, entonces no pude encontrarlo, tuve que hacerlo todo manual,  mi mamá de un momento a otro comenzó a llorar ¡que dramática!, los muñones de la cara comenzaron a drenar agua, tal vez pus. Por un momento me preocupo el ruido ¡los vecinos se alertarían! Pero pensé mi mamá toda dramática, dirán una pelea ocasional y ya.

Me abalance sobre ella y comencé a pegarle patadas en los genitales, gritaba y me estaba dando aún más excitación. Mordí uno de sus ojos y trague algo de los parpados me dijo « ¡maldita loca!, ¡eres un demonio!», ya estaba a punto de matarla cuando la muy abusiva me toma del cabello y me comienza a pegar puños en la cara, a  ciencia cierta no puedo saber de dónde saco fuerzas pero si sé que me pegaba muy duro porque me mando súper lejos, incluso cayeron algunos pocillos sobre mi cabeza, quede aturdida y poco a poco ese zombie que alguna vez conocí como madre, madre dame para las onces, madre Daniel me pego en la cola se iba  deslizando por el piso como una escoba vieja, quede súper mal porque cuando pude abrir los ojos la vi ya levantada y llorando frente a la pieza de mi hermano decía .« ¡Oh dios!, todo esto por engañar a mi marido», además de fastidiosa resulto ser una perra, genial.

Poco a poco me levante, ella se secó un poco las lágrimas y a paso medio apresurado intento entrar a su cuarto, tal vez para pedir ayuda. De golpe me puse de pie, ante la escena, la chica del espejo que miraba con rabia a esa prostituta, esa que estaba a un paso, a un número de teléfono de arruinar todos mis planes. Llena de rencor, de Manuel, Catalina, de los palazos por no ordenar mi habitación, salí corriendo y de un empujón la tire al suelo ¡ya no más por favor! Me decía uniendo las manos, me reí mucho, la cogí del cabello y le pegue varias patadas en la cabeza, me deslice por el suelo hasta que encontré el cuchillo, me le monte en la espalda, la mire, ella me miro en un segundo, la chica del espejo, Manuel, todo el dolor del mundo ahogado en un grito de libertad y le apuñale la garganta, hasta el fondo, sentí cada pedacito de carne, hasta un poco del almuerzo tal vez.

Quería estar segura ¿estaría haciéndose la muerta? , saque el cuchillo y comencé a rebanarle el cuello, la sangre salía y yo probaba un poquito porque después me daba asco, escupía y cortaba, no paraba. Con cada chasquido mis brazos se hacían más fuertes y la chica del espejo lloraba de alegría, me lanzo un beso con los labios y me felicito desde su silencio, en veinte minutos, luego de un arduo trabajo logre arrancarle la cabeza. 

Cayó como una pelota de bolos, jugué un poco con ella tirándola hacia las tejas las cuales salpicaban de sangre y producían un ruido muy excitante, después de media hora me canse y me recosté sobre el suelo, ¡me sentí tan libre! , estaba a punto de quedarme dormida pero la chica del espejo me tiro una gota de sangre de las tejas sobre la frente para que me despertara ¡la fiesta ya empezó y tu durmiendo! Obedecí, entonces me levante y me quite la cola de caballo, fui hasta el baño y me desnude para meterme a la ducha y ponerme bonita. Apenas me termine de bañar la chica del espejo me dio una toalla y me recomendó  que empacara la cabeza de mamá en la maleta para mostrársela a Manuel, así él se sentiría supremamente enamorado de mí, ya sabes por el detalle y todo eso, me pareció buena idea entonces con cuidado camine por toda la casa, pisando con detenimiento las partes limpias del piso para no ensuciarme los pies. Cogí la cabeza del cabello para no mancharme las manos y me dirigí a la cocina donde saque tres bolsas de plástico para empacarla. «Eso para que no goteara en el camino esas cosas gotean mucho». Después recogí la maleta, puse el paquete en ella cerré la cremallera y me metí a mi cuarto, la puse al lado de mi cama para comenzarme a arreglar no tenía plancha ni zapatos, sí que menos un vestido pues el único que tenía era el de la primera comunión así que tuve que ingeniármelas. Me termine poniendo una ombliguera estampada con la cara de un tigre, un pantalón azul y zapatos elegantes de color marrón, a pesar de que no estaba muy bien vestida me veía súper hermosa.

Me mire mucho al espejo y me pinte los labios, también me pinte las pestañas y lave mis dientes. Me dirigí al cuarto de mamá donde estaba mi celular confiscado, lo encontré debajo del conchon ¡maldita fastidiosa! , tenía muchos mensajes, Ruth y los muchachos me mandaron como un millón de mensajes preguntando porque no había llegado, le escribí a Ruth « ¡no se preocupen! ya voy para allá, se me había descargado el teléfono perdón » ella me contesto de inmediato, puso varios emoji y me pregunto porque la demora, yo la tranquilice con un audio «!ya cálmate!,, sabes como es mi mamá , en unos minutos llego en compañía de ella», está bien , me dijo como aliviada.

Me dirigí de nuevo al baño y me tome varias fotos, una de lado, dos de frente, una disimulando el trasero si así bonita como toda una modelo, también le tome fotos a la sangre y la puse de collage con las fotos de mis nalgas «soy toda una reina de la noche», me puse mientras me desarmaba de la risa. La chica frente al espejo sonrió y me lanzo un beso, ahora bien limpia, hermosa y bien peinada  me dijo «esta es tu noche estrella de la sangre, solo tuya» entonces yo le di un beso que le marco su rostro transparente y le dije si preciosa esta es tu noche mientras me acomodaba el pantalón y acomodaba mi maleta entre los hombros.

« Antes de salir me despedí de mi madre, mi hermano y de la chica del espejo»

Cuando abrí la puerta hacia frio, me dio algo de miedo y algo me hizo retroceder, no había nadie, eso me quito las dudas y me sentí tranquila, la noche estaba incandescente; cerré la puerta con llave, había que tener cuidado el barrio era muy peligroso.  Comencé a caminar, las piernas me fallaban y caí dos veces lo bueno es que nadie me vio porque qué pena, la maleta comenzó a pesarme demasiado y cuando pase por el basurero me dieron ganas de deshacerme de ella, pero tenía que seguir con el plan ¡no debía ser aburrida maldición! , poco a poco iba llegando a mi destino, los transeúntes que iban pasando me quedaban mirando con admiración, como fueguitos de la noche perdidos en medio del hielo de mis miradas.

Tome como veinte minutos en llegar, Ruth estaba en la entrada de la casa esperándome, llevaba mi vestido y estaba demasiado maquillada, reí mucho en mis adentros, me dije ¡parece un maniquí!, desde la distancia la salude ella sonrió y también me saludo,  la casa de Fredy tenía una estructura estúpida, de dos piso y terraza, la fiesta era en la terraza.

¾    ¡Hola parce! ¿Por qué se demoró tanto?

¾    ¡Hola! Ufff, es que ya sabes, mi mamá. Tuve una discusión algo acalorada con ella, pero todo está bien, ya me ha dejado venir.

¾    Yo ya estaba pensando que me ibas a dejar sola amiga, pero muy bien, me alegra ¿y tú mamá no era que ibas a venir con ella?

¾    Si, vine con ella, digo, exactamente no pero sí.

¾    ¿Ehhh?

¾    Já, Já, olvídalo es molestando, ¿Dónde está Manuel?

¾     ¿Y esa maleta?, él está arriba, aprovecha que Catalina y esas perras se fueron a comprar aguardiente para que te le acerques ¡vamos!

Ruth me condujo hacia el interior de la casa, era fea no estaba pintada ni nada, poco a poco me comenzó a molestar la maleta, sentía que goteaba mucho y me dio miedo, Ruth noto mi cara de preocupación y me señalo la maleta con los ojos, yo solo le dije que era una sorpresa para Manuel, nada del otro mundo.

Tuvimos que subir unas escaleras horribles, estaban llenas de piedritas pequeñas ¡por poco y me parto la crisma! Cuando llegamos arriba, vi a todos los chicos riendo y tomando cerveza, Manuel estaba solo, sentado al lado de la pared fumándose una pipa.

¾    Amiga, ¿tú sabes dónde puedo dejar la maleta mientras?, es que me pesa mucho.

¾    Si amiga, ven guárdala en esta habitación, debajo de la cama. Fabián nos reservó este camarote para que durmamos, todo lindo ese hombre.

¾    Oye amiga, ¿te puedo pedir un favor?

¾    Si, por supuesto, dime.

¾    Le das feliz cumpleaños a Fabián por mí, me disculparas es que te tengo que dejar sola ¡solo por esta noche!, es que quiero aprovechar que Manuel está solo y pues ya sabes darle la sorpresa y todo eso.

¾    Está bien amiga, me pones triste pero entiendo ¡que sea solo esta noche!

Toda linda mi amiga, no me fui de la habitación  hasta que ella se encontró con uno de los chicos y se pusieron a hablar, tampoco  iba a dejar que se la pasara sola, pobrecita. Apague la luz, no espere un segundo y me metí al baño, la chica del espejo me apuro, pero tenía que hacer mis necesidades, luego salí rápido, me pare en medio de la terraza y  lo vi desde lejos fumando, parecía un vaquero triste con ganas de irse a vivir a la luna. « Estaba hermoso, el humo le daba un aspecto mítico de repente tono la forma como de argel enfermo cuyas alas habían sido quemadas por el calor del infierno, ¡que rico por dios! ».

Me le acerque con mucha timidez, no quería romper el cristal de nostalgia en el cual estaba envuelto pero tampoco quería quedarme quieta como una estúpida para que Catalina llegara y me lo robara, le di un beso en la mejilla y le dije.

¾    ¡Hola! ¿Ca, ca, como estas?

¾    ¿Por qué tan tímida? Já, Já pensé que no ibas a venir.

¾    Obvio que vine, tan bobo ¿Cómo no iba a venir?

¾    Pues como su amiga me dijo que su mamá no la había dejado.

¾    No sí, es que tuve una pequeña discusión, ya sabes las mamas que son todas dramáticas.

¾    Si, supongo mi mamá también es medio fastidiosa, pero no importa, ¿qué te iba a decir?, oye, y ¡te ves muy hermosa!

¾     Já, Já, ¡gracias!, tú también te vez muy guapo.

Mientras nos mirábamos, escuche como de repente Catalina llego con las otras chicas, ¡todas bobas las perras esas! Manuel no se fijó ni un solo segundo en ellas, todo hermoso solo estaba concentrado en mí.

¾    Emily, ven y nos tomamos algo.

¾    Si, ¡vamos!

¾    Espera, ¿Qué te paso en la mejilla?, tienes un rasguño.

¾    Nada raro, es que ayer pelee con mi hermano y el tarado me rasguño.

¾    ¡Tu hermano es un abusivo! ¿Por qué dejas que te rasguñe?

¾    No te preocupes, ya ha tenido su merecido.

¾    Si, ¿Cómo?

¾    Jé, Jé es molestando. Vamos a sentarnos en el fondo.

¾    No me gusta que te hagan daño, pues tu eres, digo no es por parecer lambón pero tú me gustas mucho y no me agrada que él te moleste.

¾    ¿Tú porque eres tan lindo?, no te preocupes el no volverá a molestar.

Manuel dejo de fumar y aventó la pipa hacia el primer piso, se levantó y me dio un beso en la boca, me miro a los ojos y me agarro de la cintura ¡Ufff que delicia de labios, de ojos de cara, de todo! Conforme íbamos caminando no falto la perra que me miro mal y miro a Manuel como con envidia, tal vez con ganas de matarme ¡oh! Si hubieran sabido que degollé a mi hermano y a mamá, eso me hizo sentir orgullosa, por fin tenía todo lo que quería y nadie me lo había impedido.

Nos fuimos a sentar al lado de una mesa, donde habían copas de vino y varias cajetillas de cigarrillo, el me beso mucho y me sentí tan libre ¡oh! En medio de sus ojos, de sus labios tal vez esos muslos morenos que tapaba su pantalón blanco, camisa y cinturón, ¡realmente había valido la pena lo que hice!

¾    Y, cuéntame ¿Cómo has estado?, ¿Qué has hecho?

« ¡Su mirada era tan penetrante! Te juro que me daban ganas de arrodillármele y hacerle un oral, hay en medio de todos solo para no dejar de mirar esos ojos tan lindos y llenos de él, de cada uno de sus bellos, hasta de su olor de macho salvaje»

¾    Nada, estudiar, en la casa toda aburrida y ¿tu?

¾    Pensarla Já Já

No pude resistirlo más, los dos nos necesitábamos tanto, entonces comenzamos a manosearnos, le toque el abdomen lo besé mucho.

¾    Oye, ¿vamos al baño?

 

Media hora y estábamos sudando, la chica frente al espejo saco la lengua y lleno de babas un gusano moreno suave y lleno de grumos ¡que rico!, sabia a chocolate en las mañanas, a un café en medio de una ventana rosada a las cinco de la tarde, me sentí tan feliz ella vibraba tanto y mojo el espejo y ¡ah! Tan largo, lleno de leche y de líquidos que rompían el pequeño cuarto donde la chica del espejo, Manuel y yo estábamos en soles, pantalones y lunas.

Manuel salio primero y yo me quede vistiéndome, peinándome. La chica del espejo quedo con la lengua afuera y se tocó la vagina diciéndome que disfrutaría de toda una eternidad con eso, yo la bese y limpie las esquirlas del espejo, ¡tan llena de amor!

Cuando salí, me encontré con Manuel, el me beso y me dijo que había estado muy rico. Nos tocamos otra vez.

¾    Espera, tengo algo preparado para ti.

¾    Bueno, dale. Te espero.

Lo deje esperando en la silla, conforme me iba alejando sentía sus miradas en mis muslos como en medio de mi lengua tal vez entre el sudor, el corazón me comenzó a temblar y antes de entrar a la habitación donde estaba la maleta, me dirigí al baño, me puse frente al espejo y la chica del reflejo ahora vestida y sin la lengua afuera « ¡vamos no es hora para andar con rodeos, ve por el!»

Fui al cuarto y saque la maleta, me asuste un poco porque estaba húmeda y repleta de sangre. Entonces «con cuidado para que nadie me descubriera», cerré la puerta y cogí la maleta de Ruth, en ella introduje la bolsa donde estaba el regalo de Manuel, el piso quedó repleto de sangre y entonces lo limpie con la chaqueta de una chica que estaba encima de la cama.

Me puse la maleta en la espalda, me arregle el cabello he incluso me las ingenie para hacer una manilla con unos trazos de lana que encontré en el piso, ya sabes para entregárselo a Manuel junto con la sorpresa, luego fui a su encuentro tenía una cerveza en la mano, cuando me vio me quedo mirando, yo lo mire a él y fuimos felices.

Cuando me senté a su lado, le besé los labios y le entregue la manilla.

¾    ¿Por qué tan tierna? Jé Jé

Sentí como las palomas volaban en el cielo, las miradas de las perras, el olor de su cigarrillo y ese rico rosar de su piel morena contra las cadenas oxidadas, tímidas de mi corazón tal vez.

¾    Mira, esto te lo entrego como prueba de que te amo, ósea es que… no es como decírtelo,  eres un macho, dios de mis días. Por ti haría todo, quisiera estar contigo frete a la luna y las estrellas, los demonios tal vez, en fin. ¿Te vienes a vivir conmigo? ¿si?

Él se quedó mirándome, me besó, y sé que lo pensó porque aunque los médicos de este lugar me lo nieguen sé que algún día el vendrá aquí y nos vamos a ir a vivir debajo de un puente a escuchar música metal mientras nos trabamos, en medio de la luna y las estrellas que nos miraran como con envidia, con ganas de aplastarnos.

Pero ¡qué va! Todo se fue a la mierda recuerdo que me quite la maleta, saque la bolsa y pensé que el tiempo se había detenido en medio de la cremallera y esa bolsa que cada vez se me hacía más pesada , le dije que cerrara los ojos, que esto era para nosotros, «seamos dos puñeteros locos y punto» pero ¡mierda! No fue ni entregarle la cabeza de mamá cuando de un momento a otro la policía, las batas y las risas, me estaban esposando para llevarme al psiquiátrico.

«Sin embargo estoy segura de que algún día el vendrá por mí, tal vez con la cabeza de mi suegra a lo mejor de Catalina no sé»

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