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El arte de curar: Humanidad y ciencia
Las acciones de la medicina y de los profesionales de la salud en general, son en su mismo origen inseparables de la labor humanitaria, son indudablemente compasivas. Su quehacer tiene en la compasión origen, entendido origen en su doble acepción de nacimiento y fundamento: por compasión se emprenden, por compasión perduran. Y es que se necesita cierto enternecimiento por quien sufre para querer abrazar las ciencias médicas.
Un misántropo no encaja en la asistencia. Las ciencias de la salud nacieron para curar, o para aliviar en su defecto, y se han mantenido y se perpetuarán para los mismos fines. Su objeto es el ser humano vulnerable, el ser humano frágil, rendido por la enfermedad, el dolor y el sufrimiento. Rendido por el dolor físico y por el dolor moral. Porque la humanidad a diferencia de la técnica, reconoce en la enfermedad una dolencia que rebasa el cuerpo y afecta la dimensión espiritual del hombre; aquello que no es físico ni orgánico, y que reúne lo inmaterial del ser humano: su alma, su psiquis, su mente, su intelecto, en últimas sus sentimientos, si se quiere negar lo trascendente.
El arte de curar demanda virtudes que sobrepasan en número y magnitud la de la mayoría de los oficios. Quien atiende a un enfermo no puede ser un desalmado. Debe ser sin excepción benévolo. Las cualidades que reclama el paciente, son a la vez las que se esperan de la medicina: compasión, caridad, generosidad, bondad, amabilidad, consideración, afecto, diligencia, que no son otra cosa que la expresión de la humanidad en alto grado. Luego la medicina y todas sus afines deben ser la materialización del concepto humanidad.
La humanidad se intuye, pero también se cultiva y se refuerza. De ahí la importancia de incluirla en los programas que forman a nuestros profesionales. Qué bien cabe en esta reflexión la exhortación del médico humanista Fernando Sánchez Torres cuando afirma que el médico no debe ser sólo componedor –mecánico- del cuerpo humano, sino que debe trascender lo simplemente corporal para ponerle arte a su oficio. Arte que es en sus palabras el alma, la pasión y el sentimiento.
Luis María Murillo Sarmiento M.D.
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