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Esta es mi hora

Esta es la hora que amo,
esta es la hora mía;
donde soy,
donde nadie manda en mí.
Esta hora es mi plenitud;
nadie grita,
la soledad y la tranquilidad
son mi compañía.
Ahora, en esta justa hora
no doy órdenes,
no suplico que me cumplan,
no debo ser mamá,
no tengo porque ser esposa,

Estoy plena,
repleta de los mismos defectos que antes
pero absolutamente perfecta para mí.
Esta es la hora donde soy poeta,
escritora y un poco loca,
bohemia en mis palabras.
Aquí lloro con las letras
y con los versos me perdono,
en sonetos me hago soberana
y sólo con desearlo, soy amada y admirada.
Esta es mi hora,
tanto, que quizás es un sueño
porque me has dicho: “Te quiero”.

 

 

Estoy esperando aún 

Los últimos días,
de los últimos meses,
de estos últimos años,
tan cerca como
el último encuentro,
te observo continuamente;
paso noches en vela
mirándote dormir,
y al amanecer
espero que digas
alguna palabra amable
que me reconforte y me permita
sentirme viva en tu corazón.
A veces despierto
y me quedo esperando un “te quiero”,
un beso, un “estás linda,
pero entiendo que estás pensativo,
que ya debes salir,
que no quieres hoy decir nada,
que este no es el día del amor
y entonces paciente
te vuelvo a contemplar
y me digo que no te debo
acosar con tanto amor.
Otro día,
preparo tus cosas con cariño,
cocino aunque no es lo que más me gusta
y te juro me esfuerzo por dejar tu ropa lista.
Enfurecido gritas y regañas
por lo mal que lo he hecho,
pero te noto tan enojado, entonces,
prefiero callar y tratar de mejorar.
Otro día,
Decidí embellecerme para ti;
segura que era
el elemento que faltaba
para llamar tu atención,
y que, como al principio
de nuestras vidas,
me dijeras algo lindo,
y finalmente
te sintieras orgulloso
de tener una mujer
sugestiva a tu lado.
pero no estuviste interesado
más que en hacerme ver defectos,
y descalificar mi decisión,
y a cada instante insistir
en mi garrafal equivocación
pero interpreté que
me amabas como antes,
callé y lloré en silencio
y sencillamente continué para ti.
Otro día
traté de seducirte,
haciendo cosas creativas
que me sonrojaban,
para que te interesaras en mi
y con total hastura dijiste,
que si no me daba pena;
me sentí inútil
y torpe para seducirte,
pero al final advertí
que no te gusta ser extasiado,
y prometí no intentar
cosas desatinadas y tontas.
Finalmente
quiero decirte,
que estoy aquí para ti;
anhelando encontrarte
en cualquier momento adecuado,
para que me puedas ver
con los ojos que yo te veo,
y entiendas cuánto te amo
y cuál es la razón de mi paciencia,
de mi espera, de mi entrega,
de quererte cambiar, no para mí,
sino por el tú
que eras cuando me amabas.
Hoy
quiero decirte,
que la fuerza del amor
no agota la valentía
de los seres humanos,
que como tus pequeños duendes
yo también anhelo un te amo,
“estas linda”, “te extraño” o sencillamente
una flor o una noche sólo de los dos.

 

Somos lo que queremos ser

Somos
lo que queremos ser;
a veces buenos,
casi siempre no tanto,
por lo general seres caminantes
que se enredan en el perverso mundo
de la incertidumbre que nos vuelve polvo
y nos tortura con interrogantes sin solución.
Somos seres que aunque podrían no lo son,
sólo porque a ciencia cierta
nada es verdad, ni la verdad relativa.
Maldita vida de inciertos
que odio y que me sabe enloquecer.
 

Celosa 

Estoy celosa,
estoy muy celosa.
Estoy celosa del pasado,
de los rostros ya concluidos,
de los besos entregados,
de tu primera vez,
de las cartas que te guardé
en un baúl ayer.
Estoy celosa
de lo que piensas,
de la alegría que no entiendo,
de tus sonrisas sin dueño,
de tu silencio disperso.
Estoy celosa de tu llegada tarde,
de pensar que puedas
ver mujeres más agraciadas,
que te pueda deleitar otro cuerpo,
e incluso no ser exclusiva
en tus sueños.
Estoy celosa,
de no poder leer tus pensamientos,
y al final sólo puedo estar dichosa
de tantos celos que te hacen reír,
y decirme constantemente :
....qué tan bobita; eres mi cielo..

 

Te quiero aquí 

No sé lo que pasa por tu mente;
hoy te quiero acompañar
en tu larga caminata,
me pongo en tus negras botas,
te sigo sin rendir mi sermones.
Estoy en ti;
acompañando tus pasos,
me propongo ser tu sombra
en esta noche tenebrosa.
Te quiero aquí;
con la aventura
puesta en mi fortaleza,
con la obsesión
por ser tu centinela.
Te quiero aquí;
en donde estés,
sólo acompañando tu soledad,
dando razones de peso
a mi miedo para no dudar.
Te quiero aquí;
junto a mí,
para poder huir de esta guerra
que se adueña de tantas vidas,
que asustan y aterran.
Te quiero aquí;
para ser tú sombra, tus botas
tu morral, tu cantimplora,
o al menos, mi cielo,
déjame ser
tu subalterna.
Te quiero aquí, en mí,
para poder dormir al fin
sin la sospecha,
que esta hostilidad
nos va a herir.

 

Que te mueras en mis brazos 

Están ahí;
caminando hasta reventar,
entre la miseria de lo desconocido,
entre la belleza de lo natural.
Están ahí;
muriendo de frío, y a veces de calor,
de los mil zancudos
que se los comen sin interrupción.
Están ahí;
por convicción o por obligación,
llenos de preguntas por responder
y miedos manifiestos.
Maldita guerra,
heredada de infames
que le quitaron la tranquilad
a generaciones venideras,
envejeciendo vidas entre la selva
y la miseria.
Están ahí;
con sus pies hechos llagas,
con el miedo ajeno puesto
para cumplir su faena.
Están ahí;
invisibles para tantos
que viven felices
y no saben dar gracias
por quienes sonríen.
Están ahí;
mis héroes, los de verdad,
aquellos que tienen nombre y apellido,
que aman y son amados,
pero que la sociedad
ignora demasiado.
Me muero en esta guerra
de amor por verlo,
de este sentimiento
que se alimenta de recuerdos,
que se conforma con los pensamientos,
y se nutre de esperanzas y anhelos.
Me muero en la guerra,
con la certeza que me ama,
que seguirás viviendo,
sólo para morir en mis brazos.
Estoy aquí;
y te espero, te necesito,
ansió decirte en tu cara:
te quiero, te quiero..
te lo juro mi cielo,
mi héroe de ensueños.

 

La esperanza falleció 

Me muero de un dolor profundo,
de un dolor que sale
desde las entrañas.
Me muero por un dolor ajeno,
que ahora es de muchos.
Me muero de las lágrimas
que se originan en la aberración
inexplicable y salvaje del secuestro.
Me muero de ver
cómo la esperanza falleció.
Malditos todos;
inhumanos y crueles,
hijos del demonio,
seres sin razones, ni amenes.
Malditos, crueles e imbéciles;
¿cómo han matado la esperanza
de quienes por tantos años
agonizaron en la noche,
para nacer al amanecer,
solo, con la única esperanza
de volverles a ver?.
(El dolor del secuestro)
¿Cómo?, ¿por qué?
¿Con qué derecho
se apropian de la vida de extraños
y justifican lo inexplicable?.
Con qué argumentos
estúpidos de poder,
y tantas sandeces
que nadie las quiere creer,
han sembrado
la tragedia y el dolor
en el alma de tantos
que como yo,
no entendemos por qué
la esperanza falleció.
Ustedes;
señores poderosos
de la tragedia y la insurgencia
asesinaron a tantos hombres
de noble conciencia.
 

Reflexión:

La culpa no es del sillón; sino de la casada infiel.
los malhechores no son los que les rescatan;
son aquellos que les arrebataron su libertad y
Honor.

 

Cómo hubiese sido 

¡Y si al final me hubieras conquistado ¡
Qué piensas de cómo sería tu vida,
cómo imaginas tus hijos de mi vientre,
cómo piensas que nuestro sexo se hubiera alimentado.
¿Qué piensas?
Qué tan diferente hubiese sido tu vida,
cómo crees que me encontrarías cada día,
crees que todas las promesas las hubieras cumplido?.
Crees que serías más feliz,
me imaginas tan igual a lo que soy,
o diferente a lo que ves ahora?.
Entré a tu vida de verde….
me dijiste un día que salí de blanco,
ahora,
¿de qué color crees que estaría?

 

Silencios de pudor 

Una vez más te vi;
después de tanto tiempo,
estabas aterrorizado de miedo;
temblabas como un niño,
tus manos palpitaban como tu corazón,
y el pudor en tu cara delataba
cuanto te ocasionaba mi presencia.
Una vez más; ese último abrazo
traspasó mis huesos
y evocó a mis recuerdos
cuanto me amaste.
Qué irónico es el destino,
tú aún muriendo por mí,
tú aún soñando con lo imposible,
y yo sintiéndome tan poco anhelada,
amada y deseada.

 

Vas a volver 

Quiero quererte menos,
pero cuando lo intento,
me duele más el corazón.
Te has ido;
tu rabia pudo más
que nuestro amor.
Tu orgullo
le ganó a los sentimientos
y hoy estoy sola entre el dolor.
Te has ido;
y me dejaste con las ganas
puestas en mi piel.
Me quedé
con mi cuerpo listo
para el encuentro.
¡Vas a volver!
porque mi amor
no te pierde de vista
Porque mi piel
guarda tu aroma;
y me quedé con tu corazón,
cuando de prisa saliste sin despedirte.
Te has ido;
pero vas a volver
porque a la larga sabes
que nunca nadie
amará tu temperamento amargo,
más que esta loca caprichosa.
Vas a volver;
porque mi fe
se te metió en la piel
y mi amor
en tu corazón.

 

2008POEMA

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