Ya han pasado tres días y siento que he caído en el mismísimo infierno, tengo tantas cosas que contarte, pero aun no termino mi cigarro.
He corrido por un millar de lugares, todos iguales, creo que la única diferencia ahí soy yo, pero aunque encuentre un millar de lugares más aun huelo tu perfume.
El cigarro se acabó pero tú ya no estás aquí.
Me encuentro en el último peldaño de mi vida y estoy pensando seriamente si me quedo sentado ahí a meditar un rato y me tiro mientras lloro y río mi desgraciada, pero aun así satisfactoria vida.
Llevo aquí ya cuatro días y la puerta sigue abierta para que salga corriendo como cobarde el humo del cigarro y tu perfume también.
x: ¿como has estado?
y: como si me hubieran atropellado, ¿tienes frío?
x: te vez bien para haber sido atropellado, si un poco.
y: ¿te abrazo?
x: sabes una cosa
y: sé muchas, pero creo que esta no, ¿qué sucede?
x: te quiero....
y: yo a ti.... no me dejes de abrazar.
x: no lo haré, en verdad te quiero.
y: lo sé, pero yo más
x: tengo que irme, tu sabes...
y: si cuídate, te quiero con bien.
x: lo tendré en mente.
y: también te tendré en mente.
x: wuau, no me dejas de asombrar.
y: ¿y por qué no?
x: no lo sé... creo que no había visto la vida así.
y: ¿así como?
x: vivo.