Un zorro hambriento se acercó al parral. Observó los hermosos racimos fuera de su alcance y decidió retirarse pero, una uva fácil que deseaba ser comida o seducida por un zorro, lo llamó y, con una dulcísima voz le comunicó que ella estaba dispuesta a dejarse comer y a dejarlo satisfecho, además, no estaba verde como la de la fábula.
Después de varios intentos fallidos, el zorro no quiso comérsela porque sus signos zodiacales eran incompatibles.