Doña Filomena, enviudó muy joven, y se quedó a vivir en el mismo barrio que vivía con el finadito José.-
De oficio costurera, trabajaba día y noche para mantener la casa, principalmente a sus tres hijas: Pepa, Torcuata y Beba.-
Dura su vida de viuda, que jamás tuvo otro hombre, que su finadito.- El trabajo, el respeto y las buenas costumbres eran sus principales consejos para sus hijas.- “No cometan sacrilegio, no miren a los hombres atrevidos, si les dicen algo me lo cuentan, no se dejen tocar”, entre otras cosas que repetía Filomena, todos los días a sus pobres hijas.-
Cuando pequeñas, fueron a la escuela del barrio, a unas cuatro cuadras de su casa.- En su edad adolescente, no les permitió concurrir a estudios superiores, porque eran todos unos degenerados, y perderían el pudor y la honra para el matrimonio.-
Cuando los domingos solían ir a misa, ó dar una vuelta, salían con ella, y cuidado con bichar a los muchachos, les tenía prohibido.-
Les decía “cuando se les acerque un hombre a sus vidas que sea con buenas intenciones, trabajador, y de buena familia”.-
Comienzan el aprendizaje de la costura con su madre, pero sólo les cosían a mujeres, jamás a un hombre.-
No existía la televisión, solo la radio, y sus lecturas eran muy inocentes, con la tradicional lectura de la Biblia por la noche.-
Pasan los años, y las tres hermanas Pepa, Torcuata y Beba, no logran encontrar el hombre de su vida.- ¿Quien las iba a mirar?, que sus días pasaban dentro de su casa, dedicadas a la costura, cocina, limpieza y ya hoy, a cuidar a su madre.-
Según cuentan los vecinos, había algunos candidatos interesados en las hijas de Doña Filomena, pero ¿quién se acerca?-
Al carnicero Don Jacinto, le gustaba la Pepa, y muchas veces hicieron ojito de vereda a vereda. Un peón rural que hacía changas de limpieza, según dicen, era admirador de la Beba, y la pobre Torcuata, al parecer no tenía candidato.-
Pero la vida, cumple sus ciclos, y fallece Doña Filomena.-
Ya en el velorio, los posibles candidatos, aprovechan para presentar sus condolencias, y a su vez ofrecer un apoyo moral, espiritual, y porque no económico.- No había pasado un mes del entierro, que la Beba, se le planta en la carnicería a Don Jacinto, y sin mediar palabras, se queda de dueña de casa.-
La Beba, que tenía su pretendiente peón rural, de nombre Facundo, que la sube a su caballo, y la lleva a un ranchito en las afueras del pueblo.-
Pero la Torcuata, sin candidato a la vista, decide ingresar al prostíbulo del pueblo, en el cual regenteaba la “Parda Flora”, conocedora del oficio, y que la iba a encaminar por el buen sendero.-
Que será del alma de Doña Filomena, que pretendía lo mejor para sus hijas.- No pensará que fue muy cuida bosques, y sus hijas sufrían esperando a un hombre.-
Hoy las hermanas solteronas de Doña Filomena, comenzaron una nueva vida, no sabemos si es la correcta, pero son felices.-