No he navegado por todos los mares aún, pero siento que lo he hecho una y otra vez.
Ya nada me asombra, ya no espero nada a cambio, todo suele ser tan repetitivo, todo suele ser igual, cada reacción, cada problema, cada solución, cada final, cada historia.
He llegado al fin a un punto en el que, siento he aprendido lo suficiente, he aprendido que las persona suelen fingir para poder conseguir lo que quieren, pueden ser otras por solo experimentar en ti. He aprendido a no entregarme tanto, o no hacerlo en lo absoluto, ya que puedo fallar, puedo confiar y recibir una decepción, puedo caer y no volver a levantarme, pero eso, ya fue historia, he aprendido, cambié, y todo eso terminó.
Me siento libre, me siento bien, ya no siento dolor, no suelo extrañar, me siento fuerte, ya no me pueden herir, soy frio y ya no me puedo enamorar.
Suena algo extremo, suena algo loco, pero este es el resultado de tantas derrotas, de tantos golpes, de tantos rechazos, de tantos abrazos ignorados, de tantos besos negados, tantas promesas rotas, tantas veces que me mataron en vida propia. Sentir como si una garra se enterrara en mi pecho, atravesara la piel, desgarra la carne, llega hasta el corazón y lo aprieta hasta morir, lenta y dolorosamente.
No tengo verdaderos motivos para sonreírle a la vida, tampoco siento rencor u odio por todo lo que ha pasado, me siento bien, por haber aprendido de la mejor manera, la cual solo me hizo más fuerte y me quitó lo tonto para no volver a pasar por lo mismo.
Todo encaja perfectamente, todo está en su lugar, siento que hago lo correcto, no necesito cambiar, no estoy equivocado, aunque la gente lo piense, ni tampoco exagero, simplemente es la vida que me tocó vivir, mi condena y mi salida...