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Los hijos son angelitos que Dios nos envía
 para darnos un motivo para vivir.

      Es bueno encontrar la oportunidad para poder escribir, ya que el ajetreo de mi diario vivir no siempre me permite disfrutar de esos momentos.

     Para empezar le doy gracias a Dios por concederme la dicha de tener a mi lado a mi hijo pues ha sido un precioso angelito que me ha acompañado desde que nació.

       Es mi razón de ser y luchar por la vida, por eso le llamo la atención cuando hace algo indebido, por eso trato de que sea un niño honesto en todo lo que haga, un niño que luche por alcanzar sus metas, sus sueños.

      Aquellas palabras que le escribí antes de que naciera se han cumplido al pie de la letra:

"Eres bien preciado que con ansia espero.
Fruto genuino de un cariño limpio y puro.
Vínculo sagrado que cual ángel desciende,
para elevar dos almas hacia el cielo.
Será tu llanto el que acompañe mi alegría.
Tu  sonrisa la que consuele  mi  tristeza.
Tu  mirada quien  me acaricie con ternura.
Tu dulce balbucear el que llene el alma mía."

      Posiblemente yo no sea la mejor de las madres pero sí la única que ha disfrutado de sus risas, travesuras y  ocurrencias.

      Ahora que ha crecido me siento contenta porque  le hemos dado la  mayor de las riquezas: Educación y el conocimiento de Dios, pero a la vez me siento triste, al darme cuenta que ya no dependerá más de sus padres.

      Ahora  es un niño libre pues la persona que lee y escribe ha entrado en el mundo de la libertad. Sí,  libre para leer lo que quiera y para escribir lo que desee. Será en la vida lo que él quiera ser, los límites se los pondrá el mismo. Volarà tan alto como  su  determinación lo lleve.            

       El tiempo pasa y espero que al igual que yo lo hice con él: me  lea cuando me vea alegre y  me escriba cuando me vea triste, estoy segura de que serán medicina a mi cuerpo y refrigerio para mis huesos.             

        Confío en que los principios y valores que le hemos  enseñado  le serán de gran utilidad para realizar buenas elecciones y lograr sus sueños.            

        Todo lo que queramos en esta vida lo podemos alcanzar no necesitamos sino trabajar duro, soportar, creer siempre y jamás volver la espalda. Lo he visto crecer y se que es un niño emprendedor, con iniciativa, entusiasmo, creatividad y un gran amor por la vida. El puede lograr ser un hombre de bien pero no  se debe conformar con ser igual que los demás. Debe ser mejor, el mejor y si es posible el mejor de los mejores.

      Nunca debe humillar, pero tampoco permitir que lo humillen. Debe respetar y darse a respetar. No debe seguir a las multitudes que siguen como esclavos la última moda y al último ídolo. Debe ser el  mismo, auténtico, genuino,  original.  Eligir el sitio de los triunfadores y exitosos, no de los fracasados.   El verdadero éxito consiste en llegar a ser como Dios quiere que sea. Consiste en alcanzar el más alto nivel de perfección moral. Consiste en desarrollar un carácter íntegro, que se proyecte hacia el porvenir y trascienda la vida presente para alcanzar la vida futura e inmortal.

     Para alcanzar el éxito es necesario fijarse  un ideal bien definido, trazar buenos planes para alcanzarlo y luego perseverar en la lucha hasta lograr la victoria.

     Ruego a Dios que ponga en su mente el ideal que más convenga a sus necesidades, a las necesidades de los demás y a sus propósitos para con él.

       Nunca como ahora tuvo tanta necesidad el mundo de jóvenes entusiastas. Una vez más el mundo está a la busca de salvadores de la civilización y renovadores de fe en el porvenir. Solo un joven entusiasta y optimista es capaz de creer que el futuro ofrece algo más que ruina y desolación.     

     El  me dirá pero, ¿Porque estas palabras para mí que soy un niño?    

Si tiene razón, ahora es un niño,  pero soy una visionaria e idealista y veo más allá de lo que tengo frente  a mis ojos por lo tanto creo firmemente que nunca es demasiado temprano o demasiado tarde para empezar, pues vivir es luchar por alcanzar un ideal, es tener el alma enamorada de una estrella.    

         Ahora es un niño pero el tiempo pasa muy rápido y cuando se de cuenta ya será un joven y no quiero que le pase lo que ha muchos jóvenes. Pues la mayoría se lanzan al mar de la vida sin una meta y sin un objetivo definido.  Pero quiero que sepa que un joven sin ideales es como un barco cargado de valiosos tesoros, pero sin velas y sin timón.

Con cariño, fe y esperanza.
Gina

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