He decidido caminar descalza para descubrir las huellas. En la confusión de los sentidos a veces pierdo incluso los pasos, no puedo determinar cómo se define estar de pie, por ahora será suficiente con “estar”. Aunque todavía no me he puesto los zapatos dudo, pregunto ¿Cuál es el verdadero camino?, ¿Aún quiero ir?, ¿No sé si mi mirada pueda contener lo que en un principio eran aplausos y después no era? He intentado explicar lo inexplicable, de tal modo que quede expuesto, que diga lo que diga y que ya de igual. Así quizá en la cima de las posibilidades humanas, renuncie y me caiga completamente al vacío de ir descalza a la orilla de una flor de loto. No renuncio, está bien, uno vuelve a embriagarse, uno no se aleja únicamente para estar en silencio, sino para entender que no necesita esconderse en ningún lugar, vuelves para decir que la búsqueda interior solo ha empezado y con lupa vas contando las marquitas que han dejado tus pies, una a una… Si preguntas, te dirán que no sabes dónde estás, tú razón será siempre correr muy deprisa. Tu corazón no es solo apariencia, tu corazón es sangre, vida que te llena, te sumerge en una fantasía, te dice ¿A dónde vamos? Y claro que vas. Y entonces en ti nacen alas y tus huellas ya no son huellas, son aire que dejas atrás.
Aleja Bejarano ⭐
