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Es casi frecuente la existencia de grandes obras que implícitamente van destruyendo nuestro medio. Aunque no parezca lo hacen. Dejando de lado la contaminación generada por nuestra ignorancia, también una simple edificación puede causar efectos negativos en el entorno, una especie de contaminación silenciosa que la larga evita el desarrollo de las siguientes generaciones; ya sea con un gasto excesivo de energía que afecta los recursos del lugar, una pésima calidad del confort interior, el uso de un lenguaje ambiental pésimo que contamina el exterior, las sustancias generadas que corroen el ambiente, entre otras que producen un impacto negativo en el asentamiento.

Pero porqué destruir la biosfera urbana, si mediante un buen diseño arquitectónico, que posea un espíritu propio llamado identidad, se puede crear una simbiosis entre interior y exterior, una habitabilidad favorable. Y a largo plazo, un mejor aprovechamiento de los recursos por  parte de generaciones futuras.  Aspectos como la conservación de la energía, el aprovechamiento de esta misma, la eficacia de equipos tecnológicos, la calidad de un ambiente interior y el diseño de un edificio ecológico merecen ser tratados.

Las normas para crear un bioclima que permita a las futuras generaciones desarrollarse están dadas. En primer lugar, deben satisfacerse las necesidades básicas de la humanidad (comida, ropa, vivienda y trabajo). Esto implica prestar atención a las necesidades, en gran medida insatisfechas, de los pobres del mundo, ya que un mundo en el que la pobreza es endémica será siempre proclive a las catástrofes ecológicas. En segundo lugar, los límites para el desarrollo no son absolutos, sino que vienen impuestos por el nivel tecnológico y de organización social, su impacto sobre los recursos del medio ambiente y la capacidad de la biosfera para absorber los efectos de la actividad humana. Es posible mejorar tanto la tecnología como la organización social para abrir paso a una nueva era de crecimiento económico sensible a las necesidades ambientales. Cítese el caso de la ciudad de Brasilia cuyo fin era permitir el desarrollo de las regiones interiores.

Pero estas medidas de prevención urbana son parte del Urbanismo. La antesala a un Desarrollo Sostenible también empieza con una Arquitectura Bioclimática que tenga como principio no sólo la Conciencia Ambiental sino también su Identidad. Nuestra conciencia propia, el espíritu del lugar debe imperar en cada uno de nosotros y ser plasmado en nuestra obra. Apliquemos la llamada ética ambiental.

Una buena generación o captación de energía puede desaprovecharse por completo si el edificio no tiene una alta capacidad de conservación de la energía. A mayor conservación, menor necesidad. Un ejemplo: Un cerramiento aislado reduce a una cuarta parte las transferencias de calor que se producen a través de él. El aislamiento, aunque se ha convertido en una práctica habitual en los edificios, debe avanzar en una mejor selección de los materiales, sus espesores y, fundamentalmente, su colocación. En la actualidad existen materiales aislantes adecuados para aislar por el exterior el cerramiento, para ser inyectados en las cámaras de aire, proyectados sobre superficies horizontales o moldeados para recubrir superficies horizontales. Eliminar los puentes térmicos es otra alternativa. Casi un 20% de la energía que pierde un edificio se va a través de los puentes térmicos. Resulta imprescindible, por tanto, poner en práctica medidas constructivas encaminadas a su eliminación o a reducir sus efectos; como: aislamiento por el exterior, eliminación de hornacinas, carpinterías compactas.

La contaminación gaseosa que puede generar un edificio de viviendas es función de la combustión vinculada al acondicionamiento: las calderas individuales o colectivas para calefacción o agua caliente sanitaria. La reducción de la dependencia energética del edificio, mediante el empleo de sistemas que aprovechen las energías naturales, limitará este tipo de contaminación. El agua doméstica, una vez empleada, se convierte en aguas negras o grises que salen del edificio como una nueva forma de contaminación. El empleo de sistemas de consumo de agua eficaces, como los electrodomésticos que ajustan el consumo de agua a la carga del aparato, o las cisternas de doble descarga, reducen el consuno. La auto depuración primaria de las aguas permitiría su reutilización para el riego y la reducción del caudal contaminante.

Los edificios deben optimizar el uso del agua, tanto en aquellas zonas donde la falta de agua pueda representar un problema, como en aquellas donde siendo suficiente su depuración y potabilización representa un alto coste social. El gasto de agua se puede optimizar si los sanitarios se fabrican y usan correctamente. El empleo de atomizadores reduce el consumo de agua en los grifos, las cisternas de doble descarga reducen el agua necesaria para el arrastre de desperdicios y los electrodomésticos inteligentes reducen, igualmente su consumo de agua. Por otro lado, si se utiliza a una red separativa, pluviales y aguas sucias interiores, se pueden utilizar las aguas de lluvia en algunos cometidos, como las cisternas.

Nosotros somos capaces de cambiar la actual situación. Depende de nuestra conciencia, y es algo que ya debemos empezar a poner en práctica.

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