La primavera latinoamericana nos despertó del letargo de la igualdad social, por lo alto; sobre la experiencia tuvimos que entender que el despertar de ese sueño no es otra cosa que la generalización del hambre, la miseria, el abandono, etc. en nuestra región. No, no queremos más países destruidos ni familias segmentadas, no más ciudadanos forzados por la carencia en su país, a emigrar de su tierra dejando tras de sí familia, amigos, cultura, etc. por la necesidad material irracional de sobrevivir. En la mayoría de los casos, llegando a otros países donde sufren rechazo y aversión, en otros son tratados como personas de categoría inferior y muchos hasta tienen que vivir en la indigencia o engrosando las cifras de la delincuencia local, con lo que ocasiona furia y desencadenan odio y antipatía de los lugareños, como es lógico.
Sí, la Primavera Latinoamericana es mucho más, es un Huracán devastador que arrasa a su paso con el fantasioso y mentiroso discurso del socialismo, comunismo, izquierda, etc. de la región. Sí, en la práctica vemos el derroche de lujos y comodidades de estos líderes y sus familias mientras el país retrocede, las familias se desintegran y la sociedad en general padece los rigores de la pobreza extrema a la cual ha sido sometida.