sobre los suaves almohadones,
una tenue luz cubría mi aura
gris y pesada sobre mi ser
agotado de tanto andar,
volviéndose un juego
de lapsos de inconsciencia
que atentan contra mi mente.
Hasta ahora no sé lo que sucedió,
sucede y sucederá
por tanto esperaré
que el tiempo cicatrice mi llaga
aún a flor de piel
monstruosamente profunda.
transformándose en un vago recuerdo
quienes una al lado de otra
lo convertirán
en un desierto de cenizas
arcano e inexplorable.
Mi corazón se oprime
hacia mis pulmones
infestados de aire
monótono y sombrío.
Los escalofríos ondulantes
sólo esperan sentir una lágrima,
alimentando la carne trémula
saturando ese desierto
de antiguos pensamientos.