Y me pregunto yo por qué,
Cuando la vida me sonríe,
Un ser aparece de la nada,
Y destruye el bien que en mi reside.
Me pone a pensar en cosas,
Las cuales quiero olvidar.
Y recordar también sucesos,
Que mi mente hacen divagar.
Y a soñar con otros mundos,
Otros seres, otro Dios.
Y me produce muchas dudas,
Y me produce agitación.
Trata de que yo olvide,
Aquello de lo que viviendo estoy.
Trate que recuerde,
Aquello que olvidando voy.
Y me produce agonía,
Y me produce ansiedad.
Oh ser maligno, te lo suplico:
Déjame de una vez en paz.
Tristeza me produce el pensar en ello,
Tristeza y también pesar.
Pesar porque no es realidad aquello,
Lo que él ofreciéndome está.
Y reconocer me duele,
Que el mundo que una vez soñase visitar,
Es pura ilusión y fantasía,
Aunque por siempre en él quería estar.
Más ahora, mientras escribo estas líneas,
Pendiente de lo que me rodea estoy.
Consciente de que la realidad es lo que me rodea.
El deseo no debe superar al corazón.
Y claro que quisiera navegar en solitario,
Más la soledad es el producto del dolor.
No puedo huir más yo de la vida.
No puedo aislarme sin razón.
Oh mundo, quisiera que me recibieras,
Quisiera que reconocieras lo que soy.
Un hombre que una vez se había perdido,
Y ahora está implorándote perdón.
Miércoles, 05 de diciembre de 2001