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Variedad de hombres poblaron el Valle. Ponciano y Hebert hicieron un inventario y no lograron  su ubicación  en esa escala caprichosa.Hubo hombres pájaros con mirada de águila, lo pequeño visto en detalle. Invisibles en la cima y la casa un nido lejano. Amaban la lluvia, de plumaje delicado. Usaban el olfato y recorría extensiones de tierra con la vista. Las camisas un soplillo del aire, el pantalón con los remiendos del amor, a veces vestían como Tarzán e iban de un lado a otro pegados  de un bejuco. Bajaban en el día y subían en la noche. Otros días dormían entre las ramas cuidando la distancia. Hombres caballos arrastraba las cosas o puestas en las espaldas luchando codo a codo,  ganando el privilegio de la vida. Guaduas y listones halados encima del lomo flaco del caballo. Hombre búho que duerme parado con los ojos puestos en la hondonada. Prefieren la curva final en la altura y el horizonte cubierto por una montaña al frente. Cubriendo el cuerpo con una manta toman la taza de café y esperan la salida del sol. Hombre político, un perro. Desde tiempos  ellos han trabajado para beneficiar a sus amigos. Han inventado el clientelismo cuando ha crecido el descreimiento. Usaron el adjetivo y la oratoria llorona en el carnaval electoral.  Hombre incestuoso. El lado oculto. Todos somos incestuosos y deseamos a la mujer cercana con diversas disculpas. Nunca dejamos de desear a la familia, el moralismo ha inventado que no existe. Un padre abandonó a su hija y después la buscó con  el objeto de convertirla en su esposa. Los que cuidaron la hija aceptaron el pedido del padre violador sin decir nada. Hebert no abandonó la imagen de su madre y las mujeres diferentes a ella siempre fueron extrañas y dignas de odio. Ponciano estableció matrimonio y convirtió a su esposa en madre punitiva. Ahora se presentaban a la montaña Alegrías sin la mujer, liberados de la coyunda y pensando que esa liberación debió ocurrir desde el principio y no esperar que la experiencia surcara la vida, a fin de que la mirada  hacia atrás fuera  redentora. Gran frustración de un pasado pegado en las neuronas, pero siendo así aun es justificada la protesta pasiva e inútil. Pipino no quiso elegir entre la caverna repetitiva y el provenir liberador, talvez comprendería que la vida es igual en todas partes y que sufre igualmente y aguanta el mismo calor o frío adonde uno llegue. Pipino pensó que el cambio no era posible. No de otra manera eligió con seguridad  la vieja casa rancia y solitaria. El argumento de Pipino con que afirma la no salida fue escuchado una vez, dijo, Ponciano y Hebert  regresan quejosos y viejos a confirmar un supuesto fracaso, ¿de quien?  Preguntó Pipino, de los que se fueron o de los que no salieron, contestó él mismo. Pipino fue el solitario. Inclinaba la cabeza de pelo negro, no hablaba al mirar el techo, esperaba el plato de comida sentado en la pequeña banca de madera, toda la mañana estaba en el rio soportando el calor o el frío, buscando ilusiones en los socavones oscuros de la rivera, viendo esa agua que no regresa, temiendo la profundidad en que había visto perecer a varios hombres, pensando en las cuevas dentro del agua que se tragan a los hombres. Un remolino traía la fuerza desde el fondo, un hombre allí perecía enseguida. Pipino fumaba el cigarrillo alejado del mundo de los negocios y del conocimiento.            

Hombre armadillo, metido entre las matas verdes, escondido dentro de la tierra arañada, camuflado entre la vegetación. Guaquero en las noches buscando luces de las almas dueñas de los tesoros. Derrumbaban cimientos, socavaban la raíz de los árboles e invocaban las montañas para que abrieran sus fauces. Una luz en la noche ellos la seguían, en donde desaparecía hacían un hueco, o compraban la tierra a fin de hacerse ricos con los tesoros escondidos. Esa luz decían confirmaba el alma de alguien que escondió el dinero debajo de la tierra. En la búsqueda entre las cuevas y hondonadas proliferaba el comején y las hormigas menos los metales precioso. Los hombres regresaban tapados de garratapas. En la lucha las hormigas vencieron al comején y el comején venció a las pulgas y las pulgas a las niguas. De donde surgió una guerra entre el pueblo de las niguas, llamados los niguateros y el pueblo de las pulgas, de nombre los pulgosos. El  mercado de las pulgas nació en este pueblo. Cuando había cosechas de niguas este pueblo se venía hasta el límite del otro y desafiaba a los pulgosos. Los niguateros andaban a pié limpio y por esa condición confirmaban la afición a esos diminutos animales alojados en la uñas de los pies.  En épocas de frío en el pueblo de los pulgosos, las cobijas salían a las calles arrastradas por estos pequeños animales y los hombres se trasladaban al límite del pueblo a desafiar a su congéneres niguateros. Siempre tenían argumentos para hablar mal contra los vecinos, los de las niguas se creían de mejor familia, tanto que el papa  nombraba obispo de su feligresía y los pulgosos creían tener la mayor rata de sacerdotes por habitante cuadrado.   Luego los pulgosos recobraron presencia y orgullo cuando comprobaron que en las grandes ciudades las pulgas viajaban en los buses, esperaban el transporte en los teatros y en las reuniones religiosas. Las niguas desaparecieron en los hombres de ese conglomerado humano cuando  usaron los zapatos NikéHombre vegetariano, vive de hierbas y usa la madera para cortar los vegetales. Ejemplar humano perdido en el verde, salía a buscar alimentos. Prototipo del hombre colonizador, pobre y luchador, cuando llegó encontró la tierra ocupada y los cerros inservibles y ocultos,  huecos improductivos  e inhabitados. La mayoría no hallaron lugar para vivir, pues la inmensa minoría tomó la delantera y ocupó las mejores tierras y  nombraron los troncos familiares con los mejores apellidos, que hoy aparecen como fundadores de las ciudades, orgullo de la colonización.Hombres soñadores de grandes alas, reúne las cualidades anteriores, experto en exageraciones y embustes, teórico del éxito en la vida. Mentiroso, estafadores, venden bienes ajenos, conquistan mujeres en horas, se disfrazan de embajadores, utilizan identificación con apellidos poderosos, son los artistas de la conversación, pero como delincuentes ingeniosos paran años en las cáceles. Exageran  para agrandar las cualidades, por ejemplo dicen, esa mujer es una virgen, carga trapo para robarse un mojado, tiene tres velocidades, despacio, mas despacio y parado. Usan el sentido común, más no la inteligencia.Más adelante, el hombre de cemento, troquelado, escalonado, derramando deseo. El hombre de la llanta y del aceite, calentarán la tierra.El tele hombre con la cabeza cuadriculada y el pensamiento enrojecido. El último hombre destruirá la tierra, no habrá super hombre, eso ya lo confirmaron investigadores de otras culturas. Hebert y Ponciano regresaron de la tecnología a la montaña Alegrías huyéndole a los adelantos, pero encontraron que en  el Valle todavía existe el miedo y la vergüenza. Seguirán hablando de cómo el Valle subsistió en medio de la ignorancia y de cómo la tecnología ha realzado y distinguido a los bárbaros,  en un estado paradisíaco de los tiempo nuevos. En el corredor de madera de la casa en Alegrías consumen un trago de ron, miran la extensa hondonada a lo lejos. No siente miedo, ni vergüenza y por su madurez intelectual no hay temor en el futuro inmediato, pues ya pasó hace rato. Eso es lo que dicen. Solo hombres, no hay espacio a las mujeres, sostuvo Hebert.Ponciano quedó en silencio.                       

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